sábado, febrero 23, 2008

CONTINUIDAD Y CAMBIO EN CUBA

Editorial
Continuidad y cambio en Cuba
publicidad

La Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, como se llama el Parlamento de ese país comunista, nombrará mañana al sucesor de Fidel Castro como Presidente del Consejo de Estado, que equivale a Presidente de la República. Y nadie pone en duda que el designado será Raúl Castro, quien ha venido desempeñando esa función interinamente desde que, por motivo de grave enfermedad, su hermano Fidel Castro tuvo que retirarse del cargo.

Si así lo quisiera, Fidel Castro podría conservar el título de Presidente de Cuba, aunque en la práctica el cargo lo siguiera ejerciendo su hermano Raúl. De manera que su decisión de pedir que no lo volvieran a reelegir, ha motivado las más diversas interpretaciones políticas. Sin embargo nadie aventuró la hipótesis de que la renuncia de Fidel Castro pudo haber sido motivada por su temor a que en la sesión parlamentaria de mañana, algunas voces cuestionaran su reelección, después de que en la pequeña apertura a la crítica que se ha permitido últimamente en la isla, se han dejado escuchar cuestionamientos a diversos aspectos y lacras del régimen comunista. Por supuesto que eso en el marco de la llamada “crítica constructiva” y el principio comunista de que dentro de la revolución todo se puede permitir, fuera de ella nada es permitido.

En todo caso, aunque Raúl Castro sea confirmado mañana como Presidente de Cuba, Fidel conservará el omnipotente cargo de Secretario General del Partido Comunista de Cuba. Y a juzgar por lo que dijo Fidel Castro en su petición pública de que no lo nombren otra vez como Presidente del Consejo de Estado, lo más probable es que se va a ratificar la dirección colegiada del país, como ya lo decidió el mismo Fidel Castro el 31 de julio de 2006, cuando dispersó sus poderes entre cinco personas encabezadas por su hermano Raúl. Además, como el régimen comunista de Cuba se funda en el sistema de culto a la personalidad de Fidel Castro, el criterio de la gente del partido y del Estado es que nadie más que él tiene capacidad y sabiduría para desempeñar todos los poderes del Estado al mismo tiempo.

En Nicaragua se siguen con particular interés los acontecimientos de Cuba, no sólo por curiosidad informativa sino también porque son muchos los vínculos históricos, políticos, culturales y materiales que el país ha tenido y sigue teniendo con ese Estado comunista del Caribe, desde el triunfo de la revolución cubana ocurrido el primero de enero de 1959. A Cuba fueron, en ese mismo año, numerosos revolucionarios nicaragüenses, democráticos y marxistas, a fin de pedir ayuda material y militar para organizar y librar la lucha armada contra la dictadura somocista. El Embajador cubano en Nicaragua, en aquel tiempo, Quintín Pino Machado, animó la creación de la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN), una organización revolucionaria en la que se formaron algunos de los cuadros que después formarían el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Mientras que, por otro lado, el gobierno somocista facilitaba el territorio nacional como base de operaciones armadas contra el régimen de Fidel Castro, específicamente de la fracasada expedición militar de Playa Girón, en abril de 1961.

Posteriormente, durante la revolución sandinista el FSLN convirtió a Nicaragua prácticamente en una colonia de Cuba comunista. Y después, el Gobierno neosomocista de Arnoldo Alemán puso a disposición del exilio cubano la tribuna de Nicaragua en las sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, para denunciar allí las violaciones a los derechos civiles cometidos por la dictadura de Fidel Castro. Y ahora que Daniel Ortega ha vuelto a gobernar desde arriba, la influencia de Cuba se ha vuelto a sentir en Nicaragua —sobre todo mediante sus programas de asistencia hospitalaria y becas para estudios técnicos y universitarios—, aunque no tanto como en los años ochenta.

De manera que es explicable que los acontecimientos importantes de Cuba sean de interés para muchos nicaragüenses. Y en las circunstancias cruciales que vive el pueblo cubano actualmente, es oportuno hacer votos porque la renuncia de Fidel Castro a seguir gobernando el país con su puño de hierro —no porque no quiera gobernar, sino porque ya no puede hacerlo—, sirva como un comienzo de cambio que conduzca a la libertad y la democratización de Cuba. El pueblo cubano, tanto el de la isla como el de la diáspora, bien se lo merece.

(EDITORIAL LA PRENSA NIC. 230208)

No hay comentarios.: