miércoles, febrero 06, 2008

ELECCIÓN PRESIDENCIAL EN ESTADOS UNIDOS

Elección presidencial en Estados Unidos

Las elecciones primarias en Estados Unidos se están desarrollando a tambor batiente. Por el Partido Republicano, John McCain se perfila como el más posible vencedor, ya que es percibido como un hombre fuerte, honesto y decidido. Por el Partido Demócrata, la contienda es muy cerrada entre Hillary Clinton y Barack Obama.

Según medios de información y analistas políticos, un sector importante de ciudadanos estadounidenses percibe que con la inevitable llegada del fin de la era Bush el país necesita un cambio de políticas y de conducción de los asuntos económicos. De ahí que Obama haya asumido como proclama de su campaña la idea del cambio. La candidatura de este senador mulato, hijo de padre negro y de madre blanca, ha generado un amplio movimiento a su favor, sobre todo entre los votantes independientes. Obama también cuenta con el voto mayoritario de los negros y de la gente joven, la cual simpatiza con su optimismo y aparente candidez.

Luego de ganar las primarias en Carolina del Sur con el voto del 80 por ciento de afroamericanos, Obama dijo: “En estas elecciones la decisión no es entre regiones o religiones o géneros. No se trata de ricos contra pobres, jóvenes contra viejos, ni tampoco negros contra blancos. En estas elecciones se trata del pasado contra el futuro”. Este discurso inteligente y conciliatorio hace pensar a muchos que Obama es capaz de trascender el partidarismo y conseguir la cooperación de los republicanos y la unidad de toda la nación. Su carisma ha hecho que se le compare con el ex presidente John Kennedy.

Sin embargo, Hillary Clinton no se queda atrás en popularidad. Su principal credencial contra Obama es su experiencia y el hecho de que es mujer. Entre la clase trabajadora cuenta con muchas simpatías. Su propuesta de cobertura médica universal combinando esfuerzos estatales y privados es bien recibida.

Pero lo cierto es que el candidato que gane la elección presidencial el 4 de noviembre tendrá que enfrentarse a retos gigantescos. La ocupación militar en Irak, el aumento desproporcionado de la deuda del país, la crisis crediticia, la desaceleración de la economía, el deficiente sistema de atención médica, son asuntos que demandan un Presidente hábil, decidido, razonable y capaz.

El mundo entero está a la expectativa de lo que ocurrirá en las urnas estadounidenses a finales de este año. Dependiendo de quién gane la próxima elección presidencial aumentan o disminuyen las posibilidades de que Estados Unidos salga más o menos rápido de los pantanos bélicos de Irak y Afganistán, o que haya guerra con Irán. Una ampliación del conflicto bélico en esa zona dispararía el petróleo a precios inalcanzables y la economía mundial se vería sacudida. Una política de estabilidad, en cambio, generaría confianza en los mercados.

Sin embargo, la tarea más difícil para el próximo Presidente estadounidense será enderezar la economía, aumentar el ritmo de su crecimiento, revertir la desaceleración que ya es casi recesión. De acuerdo con un informe del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, dado a conocer la semana anterior, la economía de ese país perdió 17 mil empleos en el mes de enero pasado. Las áreas principalmente afectadas fueron las de manufactura, construcción y producción de bienes consumibles. Hasta ahora, el mercado de trabajo se había mantenido creciendo de manera estable, aunque a un ritmo lento. Sin embargo, este declive de enero es un síntoma que hace pensar otra vez en el fantasma de la recesión.

Aunque parezca una predicción muy prematura, considerando la falta de soluciones de parte de la actual Administración a los problemas concretos de la sociedad estadounidense y el manejo de la crisis en Irak, cualquiera de los dos candidatos demócratas —Hillary Clinton o Barack Obama— podría imponerse sobre el candidato republicano. Las propuestas demócratas ofrecen, más que las republicanas, la opción de un cambio, que al parecer es lo que quiere la mayoría.

Y en cuanto al impacto en Nicaragua, del triunfo demócrata o republicano en las próximas elecciones, se estima que el primero podría ser favorable al gobierno de Daniel Ortega, o al menos más condescendiente. Pero eso estaría por verse. Lo cierto es que hasta ahora ni Clinton ni Obama han demostrado interés en los asuntos latinoamericanos, Hugo Chávez y Daniel Ortega incluidos

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