miércoles, octubre 21, 2009

EL ZARPAZO CONTRA LA CONSTITUCIÓN

(Editorial La Prensa Nic)
21 de octubre de 2009

Es tan absurdo y grotesco el acto contra la Constitución que realizaron este lunes los magistrados del FSLN en la Corte Suprema de Justicia, para abrir el camino de Daniel Ortega a otra reelección presidencial, que no hay en los diccionarios jurídicos una definición de semejante adefesio.

En cuanto a los aspectos jurídicos, los expertos en Derecho Constitucional han demostrado la naturaleza ilegal y arbitraria de la resolución para la reelección de Ortega, que dictaron seis magistrados del Frente Sandinista en nombre de todo el Poder Judicial. Al respecto, el miembro de la Sala Constitucional de la Corte, magistrado liberal Sergio Cuaresma, explicó detalladamente en un noticiero de Radio Corporación las groseras violaciones de forma y de fondo, que cometieron sus colegas orteguistas para imponer esa resolución que en estricto derecho es inválida, nula, ilícita e inexistente, como suele decir uno de los magistrados del FSLN culpables de ese atropello judicial contra la Constitución.

Pero la verdad es que nadie en Nicaragua que esté medianamente informado acerca del proceso político nacional, puede declararse sorprendido por ese brutal zarpazo que los magistrados judiciales del FSLN le han dado a la Constitución. ¿Acaso Tomás Borge no lo advirtió, cuando dijo que van a hacer todo lo que consideren necesario, y a pagar el precio que sea, pero que no volverán a entregar el poder? Hubo quienes menospreciaron aquel anuncio ominoso y hasta lo calificaron como disparate senil de un anciano decrépito. Sin embargo, si Tomás Borge lo dijo fue porque así lo han discutido y resuelto en la dirección del FSLN, y en todo caso porque así lo ha dispuesto Daniel Ortega. De manera que cosas peores que esa resolución judicial contra la Constitución y la reelección de Daniel Ortega por medio del fraude electoral, habrá que esperar en el futuro.

En realidad, no hay que poner en duda que Ortega y la dirigencia del FSLN —igual que los Somoza y el PLN en un pasado tan reciente que todavía no se ha secado la sangre que fue necesario derramar para derrocarlos— están dispuestos a todo, inclusive a lo peor que cabe imaginar, con tal de quedarse en el poder para siempre. O mejor dicho, hasta que caigan de manera estrepitosa y trágica, como cayó la dictadura somocista.

Ciertamente, la lección más importante que se puede sacar de este vil atropello a la Constitución, al Estado de Derecho, a la libertad y la democracia, que los magistrados del FSLN han perpetrado para facilitar la nueva reelección de Daniel Ortega y su permanencia indefinida en el poder, es que están cerrando toda posibilidad de encontrar una salida legal, cívica, pacífica y electoral al problema político nacional, particularmente para conseguir el gran objetivo de la democracia en Nicaragua que es la alternancia en el poder. Evidentemente, Ortega y el FSLN quieren obligar al pueblo democrático nicaragüense a recorrer otra vez el mismo camino, heroico pero doloroso, triunfal pero sangriento, que tuvo que andar para derrocar a la dictadura somocista en julio de 1979.

Los magistrados orteguistas de la Corte Suprema de Justicia y el Consejo Supremo Electoral exhibieron públicamente, entre risas sarcásticas, burlas y chifletas, la espuria resolución judicial que le permite a Daniel Ortega reelegirse y continuar detentando el poder de manera indefinida. Se les vio en la televisión celebrando su “hazaña” judicial, como lucirían Herodes y Herodías cuando exhibieron en bandeja la cabeza de Juan el Bautista, a quien ellos mismos hicieron decapitar. Pues bien, que disfruten de su poder malévolo y se burlen de Nicaragua mientras puedan hacerlo.

En lo que compete a la oposición democrática, ésta tiene que recomponer su estrategia, adecuarla a las condiciones que está imponiendo la dictadura institucional de Daniel Ortega, aprovechar todas las posibilidades de lucha legal mientras las haya, defender cada espacio de posibilidad de lucha dentro y fuera de las instituciones del Estado, bloquear las iniciativas del orteguismo incluyendo la designación de magistrados y otros funcionarios estatales que son nombrados por la Asamblea Nacional, redefinir la participación en unas elecciones que si dejan de ser por ahora un medio para alcanzar el poder, representan una buena oportunidad para atacar al enemigo y acumular fuerzas para batallas decisivas.

Ortega y el FSLN están cerrando la vía electoral para conseguir el cambio democrático en Nicaragua. Pero la historia no se puede detener y la libertad y la democracia hay que conquistarlas como sea.


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