Un documento denominado “Proyecto Socialismo Siglo XXI, Hermandad Revolucionaria” circula en todos los medios de comunicación desde que el Coronel retirado Víctor Boitano lo sacó de sus expedientes secretos para filtrarlo y denunciar así el plan del orteguismo en el poder para los próximos 15 años. El mismo es apócrifo, sin origen verificado o supuesto, pero no hay duda que tiene toda la huella dactilar de las pretensiones dictatoriales de quienes están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de quedarse eternamente donde nunca debieron llegar.
Si tuviéramos que sintetizar el plan, que de hecho ya está en marcha, diríamos que se trata del asesinato atroz de la democracia a través de la creación de un estado masivo de violencia que conlleve a la toma del poder y así establecer un partido único que convertirá a las instituciones castrenses, el ejército y la policía, en una guardia pretoriana que satisfaga las vanidades narcisistas del dictador Daniel Ortega.
Piensan en 15 años porque el flamante presidente rojo y negro quiere consumar el resto de su vida en el poder y porque después de los 80 años que venga cualquier cosa pues de todas formas al ritmo que llevan a esas alturas Nicaragua estará asentada en el registro público como propiedad del tirano, caudillo y dictador Daniel Ortega.
Quienes hoy tenemos a mano ese documento no necesitamos ver ni firmas ni sellos, ni logotipos para verificar la autenticidad del mismo. Su contenido está siendo implementado y el plan macabro es imponer controles y candados a toda resistencia política por la vía del debilitamiento, de la promoción de la división y de la compra de conciencia por la vía de los cañonazos.
Uno de los ejes para debilitar a la oposición, de acuerdo al documento, es no dejar que la figura del pacto se enfríe para promover las recriminaciones entre los liberales y que estos a través de tontos útiles que han sucumbido a ésta estrategia sigan lloviendo sobre mojado para que Arnoldo y Eduardo den marcha atrás en su romance y otros que no los conocen ni en su casa agarren la vara y piensen que pueden ser salvadores de una patria sin hijos que no quieren ver el hacha pintada del tamaño del Momotombo con la que a todos por parejo nos volará la cabeza.
Que clase de programa el que nos impone el orteguismo. No hay ahí un solo esbozo en beneficio del país. Por el contrario estamos frente al diseño de un asalto. Es un plan que va contra los tesoros de la nación contra la libertad, la paz, la justicia, la economía y la cultura de todos los ciudadanos. Vulgarmente como pandilleros ordinarios que son anuncian la confiscación de todos nuestros derechos y aspiraciones. Son un cáncer copando la institucionalidad del estado que en su tránsito de muerte no admite ni apariencias pues no quiere dejar el menor portillo por donde asome la cabeza de ningún opositor.
Si para el orteguismo ese documento representa el camino hacia el fortalecimiento del “poder ciudadano” para la gran mayoría de los nicaragüenses eso significa el camino a la guerra. De la misma manera que ese proyecto en marcha del socialismo del siglo 21, patrocinado por Hugo Chávez fue concebido para que sus socios se proclamen dictadores vitalicios, de la misma manera las condiciones para nuevas guerras y movimientos de liberación están legitimándose frente a las nuevas modalidades de la esclavitud.
No nos enredemos nuestra tranquilidad está siendo amenazada. Somos el objetivo en la mira del odio, la venganza y el resentimiento. Hablan de transformaciones para ponernos en línea de dominio, hablan de reconversiones para que nos acomodemos a sus intereses. Plantean la lucha de clases para estimular campañas contra lo que denominan como oligarquías aunque ellos en ese campo sean los primeros. Plantean el enfrentamiento contra el imperialismo que no los determina pero con el que tenemos nuestro principal mercado comercial, agrícola e industrial.
Hablan de la reestructuración de un nuevo liderazgo en el partido pero como centro de eso propósito ponen al mismo caballo “cholenco” de Daniel Ortega para dar por sentado que Daniel es el partido y el partido es Daniel y que nadie más, ni siquiera la “compañera Chayo”, puede soñar con la fantasía de ningún relevo pues el Secretario General del FSLN piensa abandonar el poder de la misma manera que lo hacían en el kremlin los Chruchov, los Chernenko, los Brevniev o los Andropov, seniles, muertos de viejos y momificados para hacerle compañía a Lenín en la Plaza Roja. En nuestro caso me imagino que la momia calva de Daniel querrá ser enterrado junto a los huesos de Carlos Fonseca para seguir desluciendo nuestro parque central creyendo que eso lo conducirá a la inmortalidad cuando por sus actos seguramente estará en el perol más incómodo del infierno.
Hablan de recuperar la ciudadanía sandinista es decir volver al Ejército Popular Sandinista, a la Policía sandinista, a las Milicias Populares Sandinistas, a los Comités de Barrios Sandinistas, a la Asociación de Niños sandinistas y a toda esa mascarada hipócrita de usar el nombre de un nacionalista del cual resultaron ser la antítesis pues cada paso que dan es para adorar a personajes externos que nada tienen que ver con nosotros y que encarnan proyectos totalitarios que nunca fueron, ni jamás serán, sustitutos de la democracia occidental que abrazamos los nicaragüenses.
Hablan de recuperar a cualquier costo los espacios perdidos en el campo mediático, invirtiendo recursos económicos y humanos hasta dominar totalmente este campo en lo que denominan su “lucha” a fin revertir las tendencias en su contra para llevar así la guerra mediática al seno de la sociedad nicaragüense. Sobre esto ya comenzaron a trabajar con lo que denominan son los “periodistas sandinistas” a los que están adoctrinando, a los que les tienen que abrir la cabeza para meterles trastornos que los conviertan en seres sin capacidad de análisis y de raciocinio pues buscan autómatas y no personas.
Frente a esto hay que decir que no todo está consumado. Sabemos qué pretenden y hacia donde se mueven y aunque parezca difícil nosotros también terminaremos haciendo lo que nos corresponde porque a la dictadura hay que decirle que nacimos libres y seguiremos siendo libres.
POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.
MOISÉS ABSALÓN PASTORA.
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