viernes, octubre 30, 2009

LA LIBERACIÓN DEL TERROR.

Por:Moises Absalon Pastora Loasiga (moisesabsalon@hotmail.com

La dictadura en el poder liberó desde su averno ideológico los demonios del terror para lanzarlos a las calles en el contexto de la mayor crisis política que Daniel Ortega enfrenta desde que regresó al mando presidencial. La vulgaridad verbal y pandillera, la hostilidad manifiesta, el odio como expresión en cada turba, las poses amenazantes, los morteros, el vandalismo, son en términos generales la “violencia revolucionaria” al desnudo que consumida por el miedo a la segura reversión de sus estupideces, por la vía de la resistencia pacífica del pueblo nicaragüense, trata de disfrazarse de una aparente valentía nacida, según ellos desde la expresión popular, cuando en realidad se trata de un acto cobarde que refleja la debilidad de quienes comienzan a sentirse derrotados y atrapados en las telarañas de sus propias ambiciones.

Pretendieron creer que la decisión personal y no institucional de seis magistrados rojo y negros en la Corte Suprema de Justicia de declarar “inconstitucional la constitución”, para conferir la reelección a Ortega y la aceptación inmediata de la mafia organizada en el Consejo Supremo Electoral, crearía una sentencia de estado sobre la cual nadie se atrevería a reaccionar. Hoy observan el efecto de una bola de nieve que todos los días crece en Nicaragua mientras la comunidad internacional tiene ranqueado en un riesgo tan alto la ingobernabilidad y la inseguridad en todos los sentidos.

La manifestación más contundente de la desesperación del régimen dictatorial del orteguismo se expresó contra la Embajada de los Estados Unidos como una respuesta al criterio de su representante en Nicaragua, Robert Callahan, quien considera que la pretendida sentencia de los seis magistrados rojo y negros fue apresurada, sin discusión, a escondidas, sin consenso y validada solo entre miembros de un solo partido. Pero además molestó al desgobierno que el representante haya manifestado que continuará reuniéndose con quien corresponda dentro de los sectores de la oposición.

Lo dicho por el Embajador Norteamericano francamente no tiene porque sorprender a nadie porque específicamente él no está descubriendo nada nuevo. Todos los nicas de aquí, de allá y de cualquier parte decimos lo mismo e igual la comunidad europea y más recientemente el gobierno canadiense y mañana serán más los que coincidan que aquí todo lo que hace el orteguismo está putrefacto.

Ahora bien toda ésta manifestación de violencia contra la Embajada Norteamericana, que por supuesto hay que condenar, me parece que no es otra cosa que un juego hipócrita dentro de un nacionalismo falso y trasnochado que quiere vender al orteguismo como valiente por mandar a gritar improperios frente a la sede norteamericana. Todo eso me parece que es un acto de cobardía disfrazado con las camionadas de empleados públicos dirigidos por un inadaptado como Gustavo Porras que se desgañitó declarando a Callahan como “non grato”.

Desde hace rato el orteguismo anda buscando, para satisfacer las órdenes de Hugo Chávez, como romper por la parte más débil del hilo sus relaciones con los Estados Unidos y al respecto hasta advirtió sobre un supuesto expediente que están engrosando para en su momento tomar la decisión de expulsarlo. Que contraste ese discurso con el silencio que el FSLN mantuvo cuando el tristemente célebre Poul Trivelli se convirtió en el jefe de campaña de Daniel Ortega cuando sobre cumpliendo las orientaciones del Departamento de Estado dividió al liberalismo. Aquello no era injerencismo pero lo de hoy sí.

Saben qué lo que le viene al país son más dificultades. Los Estados Unidos jamás le conferirán a Daniel Ortega la importancia que éste quiere tener. Para el imperio como para otros países del mundo Daniel Ortega no es más que un bicho ordinario que hace lo que hace para llamar la atención. No creo que el Departamento de Estado tenga una respuesta pública contundente para ponerse a la par de un mosquito impertinente pero tengamos seguridad que la agresión contra su embajada será considerada como un acto de guerra y la respuesta no vendrá por balas sino por recursos.

Toda esa pantomima de pleitos con los Estados Unidos para mantener a flote situaciones que ya pasaron hastía a más no poder. Estados Unidos para el orteguismo es necesario solo para vender ese revolucionarismo trasnochado que ya nadie compra pero en la práctica que felicidad la de Daniel Ortega cuando apareció en una foto al lado de Obama en la última Cumbre de las Américas y ya no digamos a ♣se babeaba en Washington en medio Michelle y Barack, la pareja presidencial de la Casa Blanca.

Si en la década de los Ochenta no lo hicieron menos ahora que los “yanquis” invadan Nicaragua y creo que eso molesta a Don Daniel que siempre preferirá ladrar pero no morder y de ahí que no se atreva a declarar oficialmente “non grato” al embajador Robert Callahan y menos expulsarlo.

Sin embargo esa no es una situación por la que debamos alegrarnos porque ahora nos viene un soque de tuercas que terminaremos pagando, como siempre bajo la dictadura de Ortega, los platos rotos quebrados por un gobierno que ya hiede a muerto.

POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.

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