martes, octubre 20, 2009

IRÁN ACUSA A OCCIDENTE

Por ataque suicida que descabezó a la temida Guardia Revolucionaria
Irán acusó ayer a Estados Unidos, Gran Bretaña y Pakistán de ayudar a los rebeldes sunitas que reivindicaron el atentado del domingo que causó 41 muertos, entre ellos varios comandantes de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico del régimen.
“Estos crímenes terroristas revelan el rostro diabólico de los enemigos de la seguridad y de la unidad (de Irán) que tienen el respaldo de los servicios de inteligencia de ciertos países arrogantes”, declaró el guía supremo Alí Jamenei, señalando implícitamente a Estados Unidos y sus aliados.

Siavosh Ghazi

TEHERÁN/ AFP
Momentos antes, el grupo extremista sunita Jundalá, dirigido por Abdolmalek Righi, había reivindicado el atentado, indicó SITE, un centro de vigilancia de sitios islamistas, aunque la autenticidad del mensaje no ha sido confirmada todavía.

“El movimiento de resistencia del pueblo (Jundalá) declaró que uno de sus numerosos miembros valientes del Baluchistán (...) llegó el domingo (...) a matar decenas de jefes y de miembros de los Guardianes de la Revolución, milicianos basiyis (milicias islamistas) y responsables de los servicios secretos iraníes”, declaró el grupo en un comunicado.

SERVICIOS SECRETOS DICEN TENER PRUEBAS

“Hoy (ayer) un servicio de inteligencia del país nos ha presentado una nueva prueba que demuestra que el grupo abominable de Abdolmalek Righi tiene lazos directos con los servicios de inteligencia estadounidense, británico y desgraciadamente paquistaní”, declaró el general Mohammad Alí Jafari, el jefe de los Guardianes de la Revolución, la leal guardia de la República Islámica y de su guía supremo.

“Sin ninguna duda, este individuo actúa por orden de estos servicios”, aseguró, afirmando que responsables iraníes viajarán próximamente a Pakistán “para mostrar estos nuevos documentos”.

Irán afirma que los miembros de Jundalá buscan refugio en Pakistán y se infiltran en Irán a partir del territorio paquistaní para llevar a cabo sus operaciones, por lo que solicitará la extradición de su líder Righi al país vecino. Por su parte, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad pidió durante una conversación telefónica con su homólogo paquistaní Asif Ali Zardari cooperación para luchar contra los “terroristas”.

“Irán y Pakistán tienen relaciones fraternales, pero la presencia de elementos terroristas en Pakistán es inaceptable y el Gobierno paquistaní debe aportar su ayuda para que los criminales sean detenidos lo más rápidamente posible y sancionados”, declaró Ahmadinejad.

El comandante del ejército de tierra de los Guardianes de la Revolución, el general Mohammad Pakpur, había afirmado que los miembros del Jundalá están “entrenados y equipados” por los servicios secretos estadounidenses y británicos. Washington y Londres negaron cualquier implicación en el atentado.


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