¿QUIÉN CAUSA TANTA ALEGRÍA? LA CONCEPCIÓN DE MARÍA.
Queridos amigos:
Les propongo una página de Nuestro Santo Patrono San Pio X, sobre la Inmaculada, para prepararse bien a celebrar su fiesta e invitarlos a leer por completo la Enciclica “Ad diem illum”, en el 50º aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción.Con mi bendición.
*Padre Luis María Canale +
“(…) Siendo esto asi, Venerables Hermanos, queriendo detener nuestra mirada en la solemnidad que se preparan en todas partes en honor de Santa María Inmaculada desde su origen. Y ciertamente ningún honor más deseado por María, ninguno más agradable que el que nosotros conozcamos bien a Jesús y le amemos. Haya por lo tanto celebraciones de los fieles en los templos, haya aparato de fiesta, haya regocijo en las ciudades, todos esos medios contribuyen no poca a encender la piedad. Pero tendremos simplemente formas que no sea más que simulacro de religión. Y, al verlas, la Virgen, como justa represión, empleará con nosotros las palabras de Cristo: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. (Mt 15, 8)
En definitiva, es auténtica la piedad hacia la Madre de Dios cuando nace del alma; y en este punto no tiene valor ni utilidad alguna la acción corporal, si está separada de la actitud del espiritu. Actitud que necesariamente se refiere a la obediencia rendida a los mandamientos del Hijo Divino de María. Pues si sólo es amor verdadero el que es capaz de unir las voluntades, es conveniente que nuestra voluntad y la de la Santísima Madre se unan en el servicio a Cristo Señor. Lo que la Virgen prudentísima decía a los siervos en las bodas de Caná, eso mismo nos dice a nosotros: Haced lo que El os diga (Jn 2, 5) Y lo que Cristo dice, es: Si quereis entrar en la vida, guarda los mandamientos. (Mt 19, 17).
Por eso, cada uno debe estar persuadido de que, si la piedad que declara hacia la Santísina Virgen no le aparta del pecado o no lo estimula a la decisión de enmendar las malas costumbres, su piedad es artificial y falsa, por cuanto carece de su fruto propio y genuino.
Si alguno pareciera necesitar confirmación de todo esto, puede facilmente encontrarla en el Dogma de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios. Pues dejando de lado la Tradición católica, que es fuente de verdad como la Sagrada Escritura, ¿de dónde surge la persuasión de que la Inmaculada Concepción de la Virgen estaba tan de acuerdo con el sentido cristiano que podia tenerse como depositada e innata en los fieles? Rechazamos -asi explicó brillantemente Dionisio el Cartujano- las causas de esta persuasión-, rechazamos creer que la mujer que habia de pisar la cabeza de la serpiente, haya sido pisada por ella en algún momento y que la Madre del Señor haya sido hija de diablo. Es evidente que no podia caber en la mente del pueblo cristiano que la carne de Cristo, santa, impoluta e inocente, hubiera sido oscurecida en el vientre de la Virgen por una carne en la que, ni por un instante, hubiera estado introducido el pecado.
Y esto ¿por qué sino por que el pecado y Dios están separados por una oposición infinita? De ahí que con razón por todas partes los pueblos católicos han estado siempre persuadidos de que el Hijo de Dios, con vistas a que, asumiendo la naturaleza humana, nos iba a lavar de nuestros pecados con su sangre, por singular gracia y privilegio, preservó inmune a su Madre Virgen de toda mancha original, ya desde el primer instante de su concepción. Y Dios aborrece tanto cualquier pecado, que no sólo consintió que la futura Madre de su Hijo experimentara ninguna mancha recibida por propia voluntad; sino que, por privilegio singularísimo, atendiendo a los méritos de Cristo, incluso la libró de la mancha con la que estamos marcados, como una mala herencia, todos los hijos de Adán. ¿Quién puede dudar de que el primer deber que propone a quien pretende obsequiar a María es la enmienda de sus costumbres viciosas y corrompidas, y el dominio de sus deseos que impulsa a lo prohibido?
Imitar a María
Y por otra parte, si uno quiere – nadie debe dejar de quererlo – que su piedad a la Virgen sea justa y consecuente, es necesario avanzar más y procurar con esfuerzo imitar su ejemplo.
Es ley divina que quienes desean lograr la bienaventuranza experimenten en sí mismo, por imitación de Cristo, Su paciencia y Su santidad. Porque a los que antes conoció, a esos los predestinó a ser conforme con la imagen de su Hijo, para que éste sea el primogénito entre
muchos hermanos. (Rom 8, 29).
Pero puesto que nuestra debilidad es tal que fácilmente nos asustamos ante la grandeza de tan gran modelo, el poder que proviene de Dios nos ha propuesto otro modelo que, estando todo lo cercano a Cristo que permite la naturaleza humana, se adapta con más propiedad a nuestra limitación. Y ese modelo no es otro que la Madre de Dios, “María que fue tal – dice al respecto San Ambrosio – que su vida es modelo para todos. De lo cual él mismo deduce correctamente: “Así pues, sea para vosotros le vida de María como modelo de la virginidad. En Ella, como en un espejo, resplandece la imagen de castidad y el modelo de virtud”. (De Virg., 1. 2, c2, 2)
Introibo Hoja mensual de la Capilla Nuestra Señora de Fátima
Diciembre de 2009
Rodriguez Peña, 125 – Martínez / Tel: 4793-3629
Fuente: Fraternidad Sacerdotal San Pio X
Autor: Padre Luis María Canale*
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