La República Popular China celebró este jueves primero de octubre el sesenta aniversario de su revolución comunista, con una intimidante demostración de poderío militar y un impresionante espectáculo cultural, como el de las Olimpiadas de Beijing del 2008. Pero fue una celebración enjaulada.
A nadie le fue permitido ver los festejos de manera personal, ni siquiera la deslumbrante demostración nocturna de juegos pirotécnicos. Sólo se les pudo ver en las pantallas de televisión. Los alrededores de la Plaza de Tiananmen, en Beijing, la ciudad capital que tiene más de 17 millones de habitantes, fueron cerrados al público. Las personas que viven en las calles y avenidas por donde debía pasar el desfile militar y artístico, fueron advertidas de que no debían salir a las aceras ni asomarse a las ventanas, que sólo podrían ver el espectáculo por televisión.... leer artículo completo...
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