miércoles, mayo 27, 2009

NO BUSQUEMOS A LOS CULPABLES; LOS CULPABLES SOMOS NOSOTROS...LOS NICARAGUENSES.

Dr. Horacio Mayorga Urcuyo

El artículo que sigue NO es de mi cosecha, no sé quien me lo mandó a mi E-mail, pero igual me identifico con algunas de las cosas que dice.
Léanlo, disfrútenlo y si así lo desean, difúndanlo.

¡HAGAMOS UN COMPROMISO!

La creencia general anterior era que Anastasio Somoza no servía. Ahora se dice que Enrique Bolaños no sirve y el que venga después de Bolaños tampoco servirá para nada. Por eso, empiezo a sospechar que el problema no está en lo ladrón que haya sido Arnoldo Alemán, o en lo déspota que sigue siendo Daniel Ortega, o en lo ingenua que lució Violeta Barrios de Chamorro.

El problema está en nosotros. La mayor pobreza que existe en Nicaragua es el NICARAGÜENSE. Nosotros como pueblo, como materia prima de un país; porque pertenezco a un país donde la «viveza» es la moneda que siempre es valorada tanto o más que el dólar. Somos un país donde hacerse rico de la noche a la mañana, es una virtud más apreciada que ganar honradamente y formar una familia basada en valores y respeto a los demás - (un país, realmente, de ladrones).

Pertenezco a un país donde lamentablemente los periódicos jamás se podrán vender como en otros países, es decir, poniendo unas cajitas en las aceras donde uno paga por un periódico y saca un sólo periódico, dejando los demás donde están.

Pertenezco a un país donde las empresas son papelerías particulares de empleados deshonestos, que se llevan para su casa, como sí tal cosa, hojas de papel, bolígrafos, carpetas, marcadores y todo lo que pueda hacer falta para la tarea de sus hijos... que así aprenden que si papá o mamá roban, lo correcto es ser ladrón.

Pertenezco a un país donde la gente se siente triunfal si consigue volarse el cablevisión del vecino, donde la gente inventa a la hora de llenar sus declaraciones de impuestos para no pagar, o pagar menos. Pertenezco a un país donde la IMPUNTUALIDAD es un hábito. En donde los directivos de las empresas no generan capital humano; donde no hay interés por la ecología, donde las personas tiran basura en las calles, los cauces, los solares vacíos y luego reclaman al gobierno por no dar mantenimiento al drenaje.

Pertenezco a un país donde no existe la cultura por la lectura y no hay conciencia ni memoria política, ni histórica ni económica, donde nuestros diputados trabajan dos días al año (y cobran todos los demás como altos ejecutivos) para aprobar una reforma fiscal que lo único que hace es hundir al que no tiene, fregar al que tiene poco y beneficiar sólo a unos cuantos.

Pertenezco a un país donde las licencias de conducir y los certificados médicos se pueden «comprar por encargo», sin hacer ningún examen; un país donde puede subir a un autobús una persona de edad avanzada o minusválida o una mujer con el niño en brazos, y la persona que viene sentada se hace la dormida para no darle asiento, y si alguien le reclama, se levantará pero de mal modo o dice una mala palabra.

Mientras más le digo rata a Bolaños, mejor me siento como persona, pese a que apenas ayer me consiguieron todas las preguntas del examen de matemáticas de mañana.

Mientras más le digo falso a los diputados, mejor soy yo como nicaragüense, pese a que esta mañana jodí a un cliente a través de un fraude que me ayudó a pagar algunas deudas.
No. No. No. ¡Ya basta!

Como materia prima de un país, tenemos muchas cosas buenas, pe-ro nos falta mucho para ser los hombres y mujeres que nuestro país necesita. Esos defectos, esa «viveza» congénita, esa deshonestidad a pequeña escala que después crece y evoluciona hasta convertirse en casos de escándalo, esa falta de calidad humana, más que Alemán, Ortega o Bolaños, es lo que nos tiene real y francamente mal.

Lo siento. porque, aunque Ortega renunciara hoy mismo, el próximo mandamás que lo suceda tendrá que seguir trabajando con la misma materia prima defectuosa que, como pueblo, somos nosotros mismos. Y no podrá hacer nada, no hay garantía de que alguien lo pueda hacer mejor; mientras nadie señale un camino destinado a erradicar primero los vicios que tenemos como pueblo, nadie servirá. Ni sirve Ortega, ni sirvió Alemán, ni sirvió Bolaños, ni sirvió doña Violeta, ni servirá el que venga ¿o qué? ¿necesitamos un dictador, para que nos haga cumplir la ley con la fuerza y por medio del terror?

Aquí hace falta otra cosa (¿Conciencia? ¿Honradez? ¿Dignidad?) Algo más que cacerolazos. Y mientras esa otra cosa no empiece a surgir desde abajo hacia arriba, o de arriba a abajo, o del centro para los lados, o como quieran, seguiremos igualmente condenados, igualmente estancados... igualmente ¡jodidos!

Es muy sabroso ser nicaragüense, y «vivir a lo nicaragüense». Pero cuando esa nicaraguanidad autóctona empieza a hacerle daño a nuestras posibilidades de desarrollo como nación, ahí la cosa cambia... no esperemos encenderles una velita a todos los santos, a ver si nos manda un Mesías. Nosotros tenemos que cambiar; un nuevo presidente con los mismos nicaragüenses, no podrá hacer nada.

Está claro... ¿no? Somos nosotros los que tenemos que cambiar. Somos un país muy rico en tierra, clima, biodiversidad; pero ¿y el ser humano nicaragüense?

Hay una frase del ex presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy: «no preguntes que hace el país por ti, sino pregúntate, que haces tú por el país».

Sí, he decidido buscar al responsable. Estoy seguro que lo encontraré cuando me vea en el espejo. Ahí está. No necesito buscarlo en otro lado. Haz un compromiso para el futuro, no sólo desear una vida mejor al prójimo, mejor ofrécele que en el futuro vas a ser mejor, que vas a cambiar algo negativo que tenías, por algo positivo. Dale el compromiso que serás mejor en tu trabajo, mejorarás la calidad de vida en tu casa, con tus hijos o con tus padres. Tú eres la única persona que podrá decir en que voy a mejorar de ahora en adelante a mi pobre Nicaragüita.

Nuestro pueblo necesita un verdadero cambio: De cultura a toda escala, ya que el bajo nivel cultural que tenemos no nos deja avanzar de donde estamos... y ¿donde estamos? en nada. Y tú. ¿qué piensas? ¿piensas? ¡Reflexiona! Necesitamos hacer conciencia... ya nos está llevando el carajo, y si seguimos así, nos va a llevar la mamá del carajo. ¿O no?... ¿qué opinas?

Concienticemos a cada nica que conozcamos... divulgá este mensaje si podes... o si te dá la gana.

Cualquier cosa es buena ... antes de seguir a como estamos. ¡Vamos!
!NOSOTROS PODEMOS!... Si queremos...

Ya no existe Somoza ni el somocismo, pero el sandinismo sigue destruyendo a Nicaragua.


Enviado por el:
Dr. Julio Ignacio Cardoze
E-mail:
Jignaciocardoze@aol.com
Especial para La Estrella
de Nicaragua.

Por la época del 19 de Julio, siguiendo la corriente del sandinismo, se escribe mucho sobre Somoza, que es historia vieja...

En el libro Lo que se quiso ocultar, de Roberto Cardenal Cha-morro, ex ejecutivo del diario La Prensa de Nicaragua... hay un de-talle donde dice: «... Derrocado Somoza y muerto Somoza, el somocismo desapareció...» Dice también: «Sólo a los sandinistas, que tienen una fijación con Somoza, porque les sirve de panacea para explicar todos sus errores y echarle la culpa por todos lo malo que hay en Nicaragua, les interesa seguir manteniendo el recuerdo del dictador, alimentando el odio y fortaleciendo los fantasmas del pasado tenebroso... así los nicaragüenses ciegos por la emoción, no pensarán, suponen ellos, en la horrible situación que les ha tocado vivir... Los acontecimientos sobre Somoza son momentos históricos, pero que políticamente ya no tienen ninguna vigencia».
Si no fuera por las razones que al FSLN le conviene mantener celebraciones de fechas y acontecimientos, en ayuda de sus propósitos, porque fuera de los acontecimientos y fechas no tienen nada más que celebrar, sinceramente aun no entiendo por qué sigue siendo noticia la caída de Somoza ocurrida hace treinta años.

Ya Somoza pasó, ya terminó, ya está enterrado. Al único que le conviene mantener vivo el recuerdo de los Somoza es al FSLN, al sandinismo y a Ortega, como cortina de humo para sus propios abusos, como dijo Roberto Cardenal, en su libro.

Entre la caída de Somoza y la fecha actual, han ocurrido tantas cosas mucho más importantes y de actualidad que la caída de Somoza, y que es historia, mucho más importante y que afectan de forma más profunda la vida nacional de Nicaragua y su pueblo, y lo sorprendente es que ha nadie parece importarle y siguen dale que dale con la caída de Somoza.

Por ejemplo, ha nadie parece importarle que el sandinismo traicionó a Nicaragua y a la revolución nicaragüense, y no cumplieron absolutamente nada de la carta compromiso que la junta de gobierno sandinista envió en Julio de 1979, poco antes de la caída de Somoza, a la OEA, comprometiéndose a instaurar un gobierno democrático, libre, elecciones justas, etc.

A nadie parece importarle, mucho menos querer recordar, que además de haber incumplido su democrático compromiso ante la OEA, los cuadros dirigentes sandinistas se reunieron en una encerrona en Agosto 1979, y estructuraron su gobierno comunista, represivo, dicha estructuración quedo en el Documento de las 72 horas, documento en cuyos términos se burlan de la sociedad civil nicaragüense, se burlan de la burguesía, detallan como usaron a la burguesía criolla como mampara de sus propios objetivos totalitarios.

A nadie se le ocurre insistir en como los sandinistas sumieron a Nicaragua en la miseria, por lo menos Somoza la dejó en progreso, ni cómo los sandinistas destruyeron la infraestructura, la industria, el comercio, la agricultura, la ganadería. Ni como los sandinistas se robaron las propiedades y se enriquecieron. Mintieron, cometieron crímenes...

A nadie se le ocurre proponer un día nacional para celebrar la derrota --o medio derrota-- de Daniel Ortega, arriado a la derrota por La Contra. Por ejemplo, un dia para conmemorar, sería el día que Daniel Ortega perdió las elecciones frente a doña Violeta o el día que se vio obligado a negociar con La Contra... aunque esas derrotas fueron después traicionadas por quienes le hicieron el juego a Ortega hasta el día hoy...

Lo más importante de todo esto, es que desde julio de 1979, Ortega y el FSLN, no han dejado de joder a Nicaragua como les ha dado la gana y eso parece que a nadie interesa mantener vivo en la memoria.

Somoza ya paso, Somoza ya murió, no hay más somocismo, pero Ortega y el FSLN, esta vivito y coleando... jodiendo y destruyendo Nicaragua, pero parece que es más fácil recordar hechos que no afectan en nada en la vida nacional, como recordar a Somoza, y olvidar lo que si afecta a diario, por 30 años, que es el Sandinismo, el FSLN, Daniel Ortega... que lo tiene Nicaragua en el lomo, y lo tiene que aguantar...

En Nicaragua se debería conmemorar y mantener en la memoria nacional, cada uno de los fracasos y traiciones del FSLN y de Ortega...

Lo único que cabe preguntarse cuando se leen todas las cosas que hicieron para botar a Somoza, y cuándo lo botaron, y cuándo lo derrocaron, la únicas preguntas que uno se hace, después de todo es: ¿Y para qué lo botaron? ¿Para qué sirvió haberlo derrocado? ¿Estamos ahora mejor que antes? ¿Está Nicaragua mejor ahora que antes? ¿Es más democrática Nicaragua ahora que antes? ¿La gente vive mejor ahora que antes?

Sería saludable que cada quien se contestase estas preguntas.

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