miércoles, febrero 17, 2010

Por: Moisés Absalón Pastora. DETALLES DEL MOMENTO. LA BORRACHERA DEL PODER.

Desde los diversos escenarios que me ha correspondido hacer periodismo, armado y profesional, he tenido la oportunidad de estar cerca del poder de los mandos y en diferentes facetas he podido observar como el poder transforma, como los patrones de conducta cambian por el solo hecho de sentirse caciques y así tener la altísima responsabilidad de decidir sobre cosas que nos hacen importantes o nos ponen en relieve. De esta forma he visto a chicos insignificantes hacerse grandes para pasar de la humildad a la patanería, como grandes hacerse chicos porque de la forma que subieron bajaron.

No sé si es un asunto cultural pero el concepto del poder cuando más que utilizarlo para servir se usa para mostrarlo, para que digan que somos importantes, para que nos vean o hasta para que nos teman, es un problema sobre el cual los funcionarios públicos deben reflexionar. Este quien les habla desde hace 18 años viene repitiendo a los funcionarios públicos “que sirvan lo mejor que puedan. “Que no se encumbren en el cargo, porque esa práctica maligna mata esperanzas pues al final los gobiernos pasan y lo único que queda es el decoro de haber sido dignos y honestos y sinceros”.

Traigo esto a colación porque en un encuentro entre amigos surgieron las preguntas y que será de fulano y perencejo, donde estará aquel y que pasara con ese, todos refiriéndonos a los prepotentes funcionarios de la Nueva Era, los que creyeron que el poder les sería eterno, los que te miraban por encima de los hombros o peor aun ni siquiera te determinaban, los que nunca respondían las llamadas, los que siempre estaban en una importante reunión y no había forma que te escucharan, los que cuando te los encontrabas y le comentabas esas debilidades solo sabían decir que estaban en la presidencial. Los que te topabas en las calles con sus camionetonas raudas apartándote de la vía porque si no te pasaban encima. Los que mirabas andar en los pasillos de los hoteles con aires de grandes señores.

Aquella conversación nos fue inspirada por las noticias, reportajes y escritos en todos los medios que describen, fotografían o filman a personajes como Pedro Solórzano, cargando con una pila de casos de corrupción que lo tienen a las puertas de las rejas o de las ausencias de los tristemente célebres hermanos Francisco y Alejandro Fiallos, este último prófugo en Miami o un Alberto Novoa que juega a la honestidad sin argumentar porque dobleteaba salarios en la llamada Nueva Era.

Tampoco otros como Julio Vega, Frank Arana, Silvio D´Franco y varios más no dan la cara para nada. Cada uno de ellos voló demasiado alto. Pensaron que nunca bajarían. Se propusieron caerle muy mal a la gente a través del poder y vaya que sí lo lograron. Cada uno de ellos debe sentirse culpable de tanta borrachera de poder, de tanto hacer nada y de tanto aprovecharse en vez de haber utilizado la función pública que por cinco años tuvieron, para servir, para hacer amigos, para ser útiles, para sumar, para multiplicar, beneficios al pueblo y no riquezas a sus bolsillos.

Increíblemente algunos de estos altos ex- funcionarios de la Nueva Era, que algún día se consideraron inalcanzables, y que a periodistas como éste servidor nos trataban como enemigos por ser críticos de toda esa fantasía maligna parida por Enrique Bolaños, hoy me llaman para saludarme, para hablar horrores de Eduardo Montealegre y hasta en el colmo de los colmos hasta del propio anciano bárbaro del “Churruco”, a quien acusan ahora, de haberlos embarcado, como si a los pobrecitos les hubieran puesto una pistola para verter tanto odio y venganza contra gente inocente a la que dañaron irreversiblemente.

Hoy esos tristes personajes que se emborracharon de poder y que me imagino los condujo a la indigencia moral deben creer que por hablar pestes o traicionar a los mismos con los que ayer delinquieron les valdrá para abrir las puertas del cielo para que les descienda el perdón a sus tantas canalladas. Yo he respondido a esas llamadas lo más decente posible pero créanme sinceramente que es lastimero escuchar el chasquido de felicidad de los cocodrilos cuando placenteramente, llenos de lágrimas, trituran bajo sus tapas a sus víctimas aunque estas sean de su misma realeza animal.

Esos cocodrilos, ex-funcionarios de la Nueva Era decían ayer estarse “sacrificando” al trabajar para Enrique Bolaños por que la casi totalidad de los Ministros y viceministros decían estar perdiendo trabajándole al Estado porque en la empresa privada ellos podían ganar mucho más de los diez, nueve, ocho o siete mil dólares que se echaban a la bolsa por no hacer otra cosa que lamerle los zapatos al ingrato viejito del raizon. Hoy cuando uno trata de saber que hacen esos cerebros la respuesta es que están de consultores internacionales, lo que significa que están desempleados porque fueron tan incapaces que no calcularon su futuro con un FSLN en el poder que hoy los utiliza como insignias de lo que llaman el fracaso del neoliberalismo cuando lo que en verdad deberían de señalar como la chanchada de Enrique Bolaños y sus acólitos.

Esos ex-funcionarios, que no se le despegaban a Enrique Primero del Raizón, creyeron que seguirían encumbrados en la borrachera del poder porque apostaban a que Eduardo se la llevaba y si no era éste entonces era José Rizo al que no dejaron de llamar durante su campaña diciéndole que era el campeón y a espaldas del sumo pontífice de la llamada Nueva Era. Hoy la realidad para estos es una auténtica pesadilla porque sucedió lo que nadie sospechaba y ahora los actos de corrupción, de quienes eran la transparencia y honestidad personificada, salen como pus de toda clase de diviesos que por supuesto están siendo tratados sospechosamente por una Contraloría General de la República a la que observo tímida contra esos que habiendo pactado con el frentismo hoy no los molesta nadie porque cumplieron su parte para dañar, a través de una impresionante conspiración, al PLC y su liderazgo.

Sin embargo el propósito de éste tema no es hablar propiamente de los ex-funcionarios de la Nueva Era o de la corrupción de estos en el ingrato gobierno de Enrique Bolaños, sino más bien advertir a los Ministros, Viceministros, Directores y Sub-directores de entes autónomos, lo peligroso que es el poder cuando no se sabe administrar. Hay que tener cuidado con el daño que el mal uso del poder puede causar en personas que entrando con buenas intenciones a la gestión pública fácilmente puede malearse por el glamour, el protocolo, el acceso a las áreas restringidas, los privilegios, los escoltas y tantas cosas que deslumbran.

Para aquellos que bajo el totalitarismo orteguista igualmente se empinan en el poder cuidado porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Cuidado hasta con sus familias pues varios de esos que ahora no están, siendo poderosos secretarios presidenciales, ministros o vice ministros de Don Enrique Primero del Raizón, se dieron cuenta hasta ahora, que están en la llanura, que perdieron sus hogares, que abandonaron por cinco años a la esposa y a los hijos y hoy están más solos que el propio “Churruco”. Tengan cuidado funcionarios del orteguismo que no hay plazo que no se venza ni deuda que no se pague. Hoy ustedes representan la fuerza y el capricho pero no la razón y la decencia. Hoy creerán que pueden hacer todo lo que quieran y que todo el mundo les tiene miedo. A lo mejor se sienten seguros de que todo lo que están haciendo les está resultando y que nos tienen en fila a todos para sacrificarnos pero cuidado que los imponderables son acontecimientos que pueden voltear la tortilla y eso puede pasar en cualquier momento. Deben ustedes servir antes que servirse.

Deben ustedes usar el poder para hacer amigos a través de la acción honesta para que al final del camino no escondan la cabeza como el avestruz. Por el contrario puedan sentirse orgullosos de salir a cualquier parte con la frente en alto con la satisfacción del deber cumplido y no con la angustia de no saber en qué momento llega la policía a traerlos presos.

La nobleza de éste pueblo puede hacerles creer que aquí no está pasando nada pero todo cambia. No hay nada estático. El mundo y su gente es dinámico y siempre el mecanismo de defensa salta cuando nuestra seguridad y libertad están amenazadas. Así que cuidado esos que se encumbran y que llegan hasta compararse con Dios porque creen poderlo todo. La ley de la gravedad no es solo atingente al objeto físico sube y después tiene que bajar, sino que a nuestras actitudes y en éste caso las caídas son más dolorosas porque terminamos cosechando lo que sembramos y si lo que sembramos fue prepotencia, soberbia y venganza cuidado porque los molinos de Dios trituran suave y dolorosamente contra aquellos que humillaron hasta al más humildes de sus hijos.

POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.

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