jueves, febrero 25, 2010

QUIEN LE PONE EL CASCABEL AL GATO.

Por: Moisés Absalón Pastora.

Desde que tengo uso de razón siempre he escuchado la referencia del Oriental como lo que es y seguirá siendo; el más importante centro de comercio de Nicaragua. Miles y miles de capitalinos y de otros departamentos convergen todos los días del año y en días feriados más, para comprar o vender en un perímetro de 80 manzanas –tanto a crecido- y donde corren al menos 70 millones de Córdobas diarios. El Mercado Oriental no conoce fronteras.

En los últimos 25 años su espacio vital ha reclamado una gran cantidad de territorio al extremo de haberse tragado varios barrios; entre ellos Ciudad Jardín, un reparto hecho para gente de clase media en tiempos de Somoza y que ahora ha sido engullido de tal forma que Ciudad Jardín es parte del Oriental y eso se debe al crecimiento de un comercio, que dejó de alcanzar en los establecimientos y creció sobre las calles y en los enormes predios que inicialmente fueron concebidos como parqueo.

Lo más cercano a buscar soluciones al gran problema que significa el Mercado Oriental fue durante la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, cuando se construyeron El Roberto Huembes, ahora Mercado Central y el Ivan Montenegro.



La idea de estos dos mercados era la de proveer a determinadas regiones de Managua de su propio centro de acopio y expendio pero a la vez descentralizar las marañas del Oriental al que concurríamos todos, pero eso no fue suficiente. En la década de los noventa surgieron los CONMEMA que no es más que un órgano regulador y administrativo de los propios mercados pero tampoco fue solución para el enorme problema que tenemos los Managua con el principal de nuestros mercados. El Oriental es un tema tan espinoso que nadie quiere tocar. Cada intento realizado ha fracasado por falta de voluntad o por miedo a tocar ese inmenso avispero.

Lo cierto sin embargo es que el problema se hace más grande en la medida que el tiempo pasa y cuando hablamos de problemas no solo nos referimos a la expansión de sus chinamos que es increíblemente anárquica, sino a otros temas que son graves como el aspecto salubre, prostitución, tráfico vehicular, riesgos de incendios, juegos de azar, expendio de drogas, alcoholismo, trata de blancas, evasión fiscal, violaciones, asesinatos y todo lo que usted amigo pueda imaginar.

El hecho sin embargo es que el Oriental es una bomba de tiempo para los que venden y para los que compran. Ahí uno entra vivo y no se sabe si saldrá completo.

No hay seguridad para nadie al extremo que ya es una regla que aquel que no quiere ser víctima de un asalto o robo con fuerza e intimidación, es mejor que entre en pelotas. Con la ropita menos llamativa, sin prendas de ninguna naturaleza y con el dinero escondido en lo mas hondo posible.

Varios de los que han sido Alcaldes de Managua, han compareció en programas de televisión para abordar el problema y todos han sido categóricos al afirmar que la solución está en el escritorio. Para precisar y hablar de tiempos más contemporáneos se han referido a que desde tiempos de Arnoldo Alemán se hicieron planos para ponerle el cascabel al gato. Sin embargo en éste país atreverse a readecuar lo antiguo a los tiempos modernos es un pecado mortal que ahora están sintiendo en carne propia los que promovieron ese tipo de anarquía.

Sin embargo lo importante es que el Oriental sí tiene solución siempre y cuando las politiquerías populistas no sean un obstáculo al reordenamiento que torpedean agentes interesados que hasta se han salido del control del propio FSLN al que pertenecen. Las telarañas de tendido eléctrico pegadas ilegalmente a las líneas de distribución de UNION-FENOSA han producido pérdidas millonarias a muchos comerciantes que no saben que hacer frente a la mafia organizada que hace lo que quiere.

La policía es incapaz de brindar seguridad porque si se descuida hasta puede perder hasta el uniforme. El que vive del diario para comer y se da el lujo de comprar carne no tiene la menor idea de que en vez de carne vacuna le venden hasta carne de caballo. Grandes comerciantes que negocian hasta en miles y miles de dólares diarios pagan lo mismo al fisco que una locataria vende calzones en un espacio de dos metros cuadrados.

Traficantes de drogas que venden al menudeado llegan donde los grandes capós del Oriental para abastecerse de marihuana, coca y crack. Los niños huele pegas por pinches centavos tiene garantizado su vasito de gerber.

Tras cuatro tablas o un pinche plástico usted se encuentra con prostíbulos de hasta cinco córdobas el mandado. Tras el frondoso tronco de cualquier árbol o en la acera de cualquier parte de ese bajo mundo usted puede observar escenas dantescas donde un bolo sin ruborizarse hace actos obscenos con una criatura, una borracha o hasta homosexualismo con otro piruca de su misma calaña y a la hora de un robo, que puede terminar en un asesinato o en señas permanentes para toda la vida, un maleante no distingue cual es la víctima, igual le da si es anciana o religiosa.

Todas éstas cosas hay que arreglarlas porque en la medida que el comercio crece las calamidades que hay tras él también. El Oriental requiere de un censo eficiente. De un ordenamiento que permita con absoluta claridad determinar donde exactamente están sus ofertas y productos para que verdulerías, comiderías, carnicerías, marisquerías, ferreterías, ropa, calzado y suntuarios tengan seccionalmente su propio lugar. El oriental necesita abrirse para meter hidrantes, para que los cisternas bomberiles puedan entrar y sofocar los impresionantes incendios que han cobrado por montones la vida de muchos inocentes.

Para que los camiones recolectores de basura hagan una limpieza integral de lo que en realidad es un chiquero. El Oriental debe ser cercado porque requiere de fronteras que limiten su crecimiento y sin perdida de tiempo, declararlo saturado para que a ningún parroquiano se le ocurra ir a poner más caramancheles.

POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO

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