J, Jaime Hernández Corresponsal
El Universal
Sábado 22 de agosto de 2009
La batalla por la polémica reforma sanitaria ha conseguido dañar la popularidad de estrella del rock del presidente Barack Obama, quien por primera vez desde que llegó a la Casa Blanca ha conseguido un índice record de desaprobación de 40%
WASHINGTON .— La batalla por la polémica reforma sanitaria ha conseguido dañar la popularidad de estrella del rock del presidente Barack Obama, quien por primera vez desde que llegó a la Casa Blanca ha conseguido un índice record de desaprobación de 40%.
Según el sondeo elaborado por The Washington Post y la cadena ABC, a pesar de que Obama sigue ostentando un índice de aprobación de 57%, su popularidad ha experimentado una fuerte sangría desde abril pasado, cuando tenía un nivel de aceptación de 69%.
La principal responsable de esta espectacular caída al vacío ha sido la feroz campaña orquestada por el Partido Republicano y los poderosos grupos de interés que orbitan en torno a las compañías farmacéuticas y las aseguradoras, un frente que ya había prometido hacer de la iniciativa de reforma sanitaria, el Waterloo de Obama.
Así, mientras el presidente Obama se dispone a tomar sus lujosas vacaciones en la isla de Martha´s Vineyard, menos de la mitad de los estadounidenses tiene confianza en que tomará las decisiones correctas. El descalabro de Obama ha tomado por sorpresa a la Casa Blanca que, ayer mismo, intentaba desdramatizar el asunto.
“El 57% de aprobación es un índice bastante saludable para un presidente”, dijo el portavoz presidencial, Robert Gibbs, al reconocer que el complejo y crispado debate que ha traído consigo la reforma sanitaria ha conseguido desgastar la popularidad del presidente.
“Si tomamos en cuenta que, según esta misma encuesta, el 55% de los ciudadanos consultados creen que la reforma sanitaria beneficiará a inmigrantes ilegales, a pesar de que la misma iniciativa lo prohíbe, no me extraña que la repetición de esta mentira haya impactado en la popularidad del presidente”, añadió Gibbs para explicar así los daños que ha causado una campaña tan intensa como insidiosa que ha conseguido acorralar a la Casa Blanca.
A la pérdida de popularidad de Obama han contribuido las campañas de desinformación y los ataques de los republicanos, así como la percepción de los ciudadanos de que las cosas para la economía nacional y familiar no van por buen camino.
Según la encuesta, el pesimismo de los estadounidenses sobre la dirección del país se ha convertido en una pesada losa y ha aumentado de forma proporcional a la oposición a la reforma sanitaria. Así, desde abril pasado el nivel de pesimismo entre los ciudadanos ha saltado de 48% a 55%, lo que supone un salto de siete puntos porcentuales en apenas cuatro meses.
Por si fuera poco, a las malas noticias en el frente demoscópico se han sumado en el curso de las últimas horas las primeras evidencias de una revuelta desde el ala izquierda del Partido Demócrata que se ha declarado decepcionada con el manejo torpe y ambiguo de la Casa Blanca.
A esta revuelta habrían contribuido las versiones de que Obama podría hacer concesiones a un grupo de republicanos (entre ellas la renuncia a la opción pública de un seguro médico) para asegurarse un apoyo bipartidista a su iniciativa de reforma sanitaria.
“La revancha de la base progresista, que permitió la victoria de Barack Obama en las primarias y jugó un papel crucial en su victoria, se ha ido gestando a lo largo de los últimos meses”, dijo el economista Paul Krugman.
Las protestas en los encuentros informativos sobre la reforma organizados por los congresistas en sus estados han dominado la cobertura de los medios en lo que va de mes.
Esas protestas han estado marcadas por los abucheos, pancartas con mensajes ofensivos y hasta amenazantes a Obama y fotos del presidente retratado como Hitler. (Con información de EFE)
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