lunes, diciembre 28, 2009

EL ALBA AUSENTE:


Douglas Carcache.
NadaPersonal

Cuba entrará al año 2010 en la ruina económica y eso reconfirma el fracaso de su modelo socialista; pero entre los informes oficiales que tratan de explicar el declive, aparece un punto llamativo: bajaron los ingresos por turismo y servicios ofrecidos a Venezuela.

¿Y no es Venezuela la tabla de salvación de Cuba? Hace apenas dos semanas, en La Habana, los presidentes de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba) repetían jubilosos que este proyecto político es la única garantía de progreso en sus países.

Aunque el Alba empezó en 2004 por iniciativa de Venezuela, el presidente Raúl Castro ya está desesperado porque no halla dónde conseguir divisas para comprar más alimentos y devolver a empresas extranjeras los fondos que les ha retenido en los bancos de Cuba.

Ante la falta de dinero efectivo, el Gobierno cubano tomó depósitos de empresarios extranjeros, que han invertido o hacen negocios en la isla, por un monto mayor a 600 millones de dólares.

Un día, esos empresarios fueron sorprendidos por la decisión del régimen socialista de impedirles retirar o transferir su dinero; y ésa es una de las razones por las que en Cuba cayeron las inversiones en 16 por ciento este año, más el declive de las exportaciones en 22 por ciento y de las importaciones en 37.4 por ciento.

Cada día Cuba dispone de menos recursos para abastecer a sus 11 millones de habitantes, por falta de divisas y porque su sector productivo también decrece, igual que la productividad que este año bajó 1.1 por ciento.

¿Y qué hace el Gobierno de Venezuela por su principal socio? Aparte de contratar brigadas médicas y asesores militares cubanos, ¿dónde están las grandes inversiones económicas del Alba en Cuba? Si Venezuela padece una escasez crónica de alimentos y Cuba tiene miles de hectáreas de tierras sin cultivar, ¿por qué el Alba no invierte allí en producción agrícola?

La realidad, en Venezuela también existe mucha tierra ociosa desde que al presidente Hugo Chávez se le ocurrió controlar los precios de los alimentos y desestimuló la producción al quitarle rentabilidad. Después, en el 2008, promulgó la Ley de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria, imponiendo que esta producción no es negocio, y en este 2009 el Gobierno venezolano intervino 11 agroindustrias y de éstas expropió nueve.

Al final, las imposiciones de Chávez, en vez de levantar la producción, acentuaron la escasez de azúcar, café, arroz y otros productos.

En febrero del 2008, Raúl Castro dijo que pretendía “eliminar cualquier traba al desarrollo de las fuerzas productivas” y tomaría medidas para “incrementar las producciones agropecuarias y perfeccionar su comercialización”.

Casi dos años después, el Gobierno cubano admite la quiebra, anuncia cierre de programas sociales y atribuye la baja productividad al subempleo y las planillas infladas, por las contrataciones de empleados innecesarios en el Estado, que le permiten a la isla mostrar índices pequeños de desempleo, aunque son ficticios.

Cuba, que también carga una deuda externa de 16 mil millones de dólares, celebrará este primero de enero 51 años de revolución con la amargura de que sus gobernantes volverán a imponer la “planificación” de la economía y los programas quinquenales. Para el cubano común eso significa más racionamiento. Para Castro, la única receta socialista en que confía.

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