martes, agosto 14, 2007

LA LISTA GOLLINGER

LA FOTO ES DE EVA GOLLINGER. LA NUEVA PAYASA DEL OFICIALISMO VENEZOLANO.


Para saber lo que podría ocurrir mañana en Nicaragua hay que mirar lo que ocurre hoy en Venezuela. En realidad, si los gobernantes de ambos países son revolucionarios radicales y tienen el mismo objetivo, que es imponer una sociedad totalitaria denominada “socialismo del siglo XXI”; y si además Daniel Ortega depende absolutamente de Hugo Chávez y sigue sus pasos, lo lógico es que quiera repetir todo lo que hace el dictador venezolano.

Actualmente en Venezuela se está llevando el caso de la llamada Lista Gollinger, como se le llama a una investigación que la Asamblea Nacional de ese país está haciendo a 33 periodistas venezolanos acusados de viajar a Estados Unidos por invitación del gobierno estadounidense. Concretamente, una abogada de origen estadounidense llamada Eva Gollinger presentó ante la Asamblea Nacional de Venezuela una lista de 33 periodistas a los que acusó de haber sido reclutados por el Gobierno de Estados Unidos para “desestabilizar al gobierno revolucionario” de Hugo Chávez. Y la “prueba” de su acusación es que los periodistas acusados viajaron a Estados Unidos con todos los gastos pagados por el gobierno estadounidense, critican al Gobierno de Venezuela y “niegan los logros de la “revolución bolivariana”.

Entre los periodistas acusados por Eva Gollinger —o mejor dicho, por el régimen de Hugo Chávez a través de Gollinger—, se encuentran Ana Karina Villalba (periodista de Globovisión), Róger Santodomingo (ex director de Noticiero Digital) y Miguel Ángel Rodríguez (periodista de Radio Caracas Televisión, RCTV). Estos fueron los primeros en ser citados por la Asamblea Nacional, para responder por la acusación específica de que viajaron a Estados Unidos para participar en cursos sobre El papel de los medios en la sociedad democrática y libre y/o periodismo investigativo, que se realizaron entre los años 2000 y 2005. Según Gollinger los periodistas antes mencionados habrían recibido entre 4 mil y 12 mil dólares por esa participación, pero la acusadora no precisó si ese dinero lo recibieron los periodistas como pago, o si eso es lo que costó el viaje a Estados Unidos, su estadía en ese país y la celebración de los cursos mencionados.

En todo caso, es monstruoso acusar y procesar a alguien —inclusive de “traición a la patria”, pues ya han advertido voceros chavistas de que tal es el objetivo de la investigación de la Lista Gollinger—, porque viajó a otro país a conocer el funcionamiento de su gobierno y aspectos de la vida de su gente, o para participar en eventos de formación profesional y política. Pero esa es la realidad de Venezuela. Y cabe advertir que lo mismo podría ocurrir en Nicaragua, si las fuerzas democráticas no se deciden a frenar el ímpetu autoritario del gobierno Ortega-Murillo. Al respecto hay que recordar que a principios de junio pasado, cuando Hugo Chávez clausuró las transmisiones de RCTV, Daniel Ortega fue a Venezuela para respaldar la autoritaria medida del dictador venezolano e inclusive dijo que él (Ortega), en su caso no sólo habría cancelado la licencia de la televisora sino que la hubiera confiscado.

En Nicaragua son muchos los periodistas, políticos, trabajadores de la cultura y otras personas que han ido a Estados Unidos, invitados por el gobierno estadounidense, para participar en giras de información y formación profesional y cultural o en foros y otros eventos relacionados con sus intereses profesionales. Inclusive periodistas sandinistas han participado en esos programas, como por ejemplo el antiguo comandante guerrillero y Ministro en el primer gobierno de Daniel Ortega, así como diputado en el período de doña Violeta y periodista de profesión, William Ramírez (q.e.p.d.), quien hizo uno de esos viajes, durante tres semanas, en el año de 1995. ¿Aparecerá en Nicaragua otra abogada Gollinger para acusar a todos los que han viajado a Estados Unidos invitados por el gobierno de ese país, e incluso, post mórtem, al comandante William Ramírez?

Esperamos que no. Es muy difícil que en Nicaragua se vuelva a imponer una dictadura de Daniel Ortega, ni de nadie. Pero esto depende ante todo de los diputados democráticos, que son por ahora los guardianes de la democracia de Nicaragua, o de lo que queda de ella. Y tal vez los mismos diputados no lo saben, pero en sus manos está la suerte de la libertad en Nicaragua


(La Prensa ni.)

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