sábado, noviembre 07, 2009

ADIOS A LUIS MANUEL. MORA SÁNCHEZ...

Dadas las muestras sinceras de cariño para Luís Manuel Mora Sánchez através de múltiples vías quiero compartir con ustedes el contenido sincero de la despedida que haré éste sábado en el capítulo de la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocios del Evangelio Completo correspondiente al Hotel Hilliday Inn del cuel era vicepresidente.

Se que ustedes que lo querían y lo apreciaban compartiran mucho de lo que digo en el momento de dejarlo ir para que desde la eternidad interceda por aquellos que inexorablemente le vamos a seguir.

ADIOS LUIS MANUEL.

Hace exactamente ocho días, aquí en este mismo lugar, nos congregamos como todos los sábados sabiendo que nos faltaba un elemento y es que nuestro querido Luís Manuel Mora Sánchez no estaba aquí de la misma manera que hoy no lo está en términos físicos. El sábado pasado el concepto de fraternidad entró en acción en cada uno de nosotros como nunca antes en los casi seis años de existencia de éste capítulo y es que los latidos de cada uno de nuestros corazones se aceleraron porque sentimos la agonía de un hermano en el tránsito inevitable sobre ese hilo tan delgado entre la vida y la muerte.

Fraternos nuestro querido vicepresidente y hermano Luís Manuel fue llamado el pasado sábado a emprender hacia lo divino el vuelo de los Ángeles. Aquel entorno o contexto vertiginoso de las circunstancias fue duro para su esposa, hijos y amigos que estuvimos inseparablemente siguiendo paso a paso el acontecimiento trágico visto desde nuestro mundo, pero feliz y jubiloso para ese hermano que se nos fue y que se preparó a conciencia para dejar de ser esposo, padre, ciudadano, demócrata y patriota para convertirse indudablemente en un colaborador cercano e incondicional de ese amigo que él conoció aquí y que presentó a otros como yo cuando decidió lanzar sus redes para pescar hombres y ponerlos a los píes del Señor.

Este pasado miércoles, que nos correspondió realizar nuestro círculo de oración en casa de José Félix Padilla el Tema y Debate, parafraseando su programa de televisión, fue Luís Manuel y pensamos que hoy debíamos dejarlo ir y dejar en la acción del recuerdo su vida y su propósito.

Para los que nos visitan por primera vez debemos decir que nos estamos saliendo un poco del formato que guía ésta reunión y es que hoy estamos diciendo hasta pronto a quien nos anima con su indudable conversión a acelerar el anda sobre ese camino sinuoso que puede llevarnos por ese recorrido hacia la eternidad.

Para los que vienen por primera vez somos La Fraternidad Internacional de Hombres de Negocios del Evangelio Completo donde gentes comunes y corrientes somos atraídos hacia una oportunidad gratuita de liberar el lastre de nuestras cuitas y de nuestros sin sabores para disponernos a tranzar una inversión que nos hará millonarios en el buen sentido de la palabra sin que pretendamos ser santos ni profesionales de la fe como los sacerdotes, como los pastores o como los rabinos o cualquier otra dignidad religiosa.

Cuando Luís Manuel Mora Sánchez me explicaba esto el infierno existencial y el vacío espiritual que vivía no me permitía entender el por qué de los rostros jubilosos entre todos aquellos que sábado a sábado se congregaban en esto que llamamos capítulos. Luís Manuel me decía que cuando lo comprendiera nunca lo abandonaría y eso fue lo que pasó con él porque siempre nos dijo con el énfasis claro de los convencidos que ni que lo corrieran sucedería pues si lo sacaban por la puerta se metía por la ventana.

Amigos el milagro de la tierra se quedó con el empaque Luís Manuel, aquel era el cuerpo de un hombre común y corriente. Él como periodista o tapudo con licencia, de la misma manera que un mecánico o soca tuercas, que un apaga fuego o bombero o piloto, que un abogado, que un albañil o carpintero o un administrador del tiempo libre en busca de un trabajo, hizo aquí su mejor negocio.

Luís Manuel Mora y Sánchez con su mejor sonrisa decía que había llegado y se había quedado en éste lugar no porque tuviera un pelo de tonto. Aquí decía había encontrado aquellos valores que lo sustrajeron del espacio mundano donde los tiempos se pierden y la vida se apaga y consecuente con ese proceso de conversión dejó de contar en el calendario romano sus años de existencia para marcar una línea o una frontera entre el ayer y el hoy y deshojar su nuevo tiempo a partir de los seis años de estar en Fraternidad y en éste mismo capítulo.

Es gratificante entre los miembros del gremio periodístico de Nicaragua el reconocimiento inobjetable e incuestionable de la conversión espiritual de Luís Manuel Mora Sánchez. Nuestro querido fraterno consumó en vida el gran misterio del perdón. Se reconcilió con los imposibles. Sus acciones no sus palabras estremecieron las cuerdas del alma y ablandaron los corazones más duros para recibir el abrazo más suave y acolchonado de sus adversarios y enemigos. Moros y troyanos le reconocen hoy que efectivamente estaba en los caminos que todavía nosotros aspiramos a recorrer.

Luís Manuel no fue un fraterno que se quedó en éste su capítulo. Cada vez que existía una convención internacional traspasaba nuestra frontera para encontrarse con las nacionalidades de todo el planeta donde tenemos presencia como FINHEC. Era un ciervo de Dios lleno de una fe tan impresionante que se atrevía a decir sin un centavo en la bolsa voy y cuando nos dábamos cuenta ya estaba al otro lado del planeta filmando y reporteando sus experiencias desde la misma tierra donde nació, murió y resucitó Jesús de Nazaret el personaje, el ser que le cambió la vida, que nos cambiará a todos la vida, que cambiará a toda Nicaragua, que cambiará a toda la humanidad y Luís Manuel desde donde se encuentra será testigo del inmenso poder de ese amigo que hoy les invito a conocer.

Luís Manuel Mora y Sánchez está hoy aquí y siempre estará aquí. Los que lo aprendimos a querer lo tendremos siempre en ésta bola de carne llamada corazón donde palpita el sentimiento, en esa casa del amor donde abre las puertas de la alegría y del dolor pero donde fundamentalmente vive el alma para determinar lo que queremos ser para salvarnos o condenarnos.

Permitámonos todos dejar ir a nuestro vicepresidente Luís Manuel Mora Sánchez. Honrémosle agradecidamente haciendo todos los días el mejor negocio para nuestras vidas porque él así se sentiría feliz. Por ahora en el lugar que están, por favor pónganse de pie y demos el más extenso y sonoro de los aplausos a Dios, a su hijo amado y al Espíritu Santo por habérnoslo dado.

Luís Manuel Mora Sánchez hermano y fraterno hasta pronto. Que el Señor te tenga bajo su amparo.

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