miércoles, julio 11, 2007

HOY 11 DE JULIO SE CELEBRA EL DÍA DEL LIBERALISMO EN NICARAGUA


El liberalismo y los liberales

EDITORIAL DEL DIARIO LA PRENSA.

Hoy 11 de julio se celebra en Nicaragua el día del liberalismo o del Partido Liberal , en conmemoración del triunfo de la revolución liberal de 1893. La ley no le reconoce a la celebración del 11 de julio carácter de fiesta nacional, como sí lo hace con el 19 de julio que conmemora el aniversario de la revolución sandinista de 1979, pero ambas efemérides tienen idéntica importancia histórica.

Los liberales se sienten muy orgullosos del liberalismo; y tienen razón, porque el liberalismo es el sustento ideológico de la democracia, los derechos humanos y las libertades individuales. El liberalismo impregna todas las corrientes políticas que promueven y practican esos valores, y que los defienden de las acciones y amenazas del autoritarismo, el caudillismo, la dictadura y el totalitarismo. Incluso los conservadores modernos son ahora liberales; y si gran parte del socialismo ha devenido democrático, esto se debe precisamente a que abrazó los principios básicos del liberalismo.

Octavio Paz, el gran pensador mexicano y latinoamericano que obtuvo el Premio Nobel de Literatura 1990, aseguró al respecto durante un encuentro internacional sobre Revolución y Libertad que tuvo lugar en Lima, Perú, el 7 y 8 de marzo de ese mismo año: “Nuestro siglo ha sido un largo combate intelectual y político en defensa de la libertad. Primero en favor de la República española, abandonada por las democracias de Occidente; después, en contra del nazismo y el fascismo; más tarde, frente al estalinismo. La crítica de este último me llevó a un examen más radical y riguroso de la ideología bolchevique. Desde hace más de treinta años —agregó Octavio Paz— rompí con el marxismo-leninismo. Al mismo tiempo, empecé a descubrir —mejor dicho, a redescubrir— la tradición liberal y democrática. En algún momento sentí atracción hacia el pensamiento libertario; aún lo respeto pero mis afinidades más ciertas y profundas están con la herencia liberal. Con todos sus innegables defectos, la democracia representativa es el único régimen capaz de asegurar una convivencia civilizada, a condición de que esté acompañado por un sistema de garantías individuales y sociales y fundado en una clara división de poderes. Pienso, finalmente, que las nuevas generaciones tendrán que elaborar, pronto, una filosofía política que recoja la doble herencia del socialismo y del liberalismo”.

Pero con el liberalismo como doctrina que sustenta los valores de la libertad, la democracia y la dignidad humana, no necesariamente se corresponden los liberales, o sea las personas que militan en los partidos que se llaman liberales y que en su nombre hacen cualquier cosa, buenas y malas, incluso contrarias a la libertad. Por ejemplo, el caudillismo, la corrupción en el ejercicio del poder político y el pactismo con los enemigos de la libertad para repartirse el botín del Estado y eliminar la competencia política, son aberraciones en el liberalismo. En realidad, no hay nada más antiliberal que el caudillismo, independientemente de que el partido liberal muchas veces haya sido dominado por caudillos corruptos y charlatanes, inescrupulosos y carentes de principios. “El caudillismo latinoamericano —advirtió también Octavio Paz— ha sido el resultado, primordialmente, de la contradicción entre el arcaísmo de la realidad social y la realidad meramente formal de las constituciones; así, pues, los caudillos y los jefes revolucionarios, por razón de la naturaleza de su poder, excepcional y de facto, están orgánicamente incapacitados para transformar de manera durable a una sociedad”.

En Nicaragua, los liberales nicaragüenses están hoy ante una enorme responsabilidad histórica. Fue el partido liberal —y no sólo Arnoldo Alemán— el que facilitó el retorno de Daniel Ortega al poder total, al darle la ganga del 35 por ciento para que pudiera ganar la elección presidencial del año pasado. Y con el regreso de Ortega a la Presidencia de la República, volvió contra toda la nación la terrible amenaza de la restauración del totalitarismo del siglo XX que ahora se envuelve en la bandera del socialismo del siglo XXI.

Ahora los liberales deben rectificar ese daño que hicieron al país y contener el atropellador avance del autoritarismo de Ortega. Si no lo hacen es porque son más obedientes al caudillo que fieles al liberalismo.

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