jueves, julio 26, 2007

MANUUEL ANTONIO NORIEGA, SABE DEMASIADO.



Como extraído de alguna famosa película de espionaje, complot e intriga, el eventual retorno del ex general panameño Manuel Antonio Noriega a Panamá pone nerviosos a sus viejos socios, genera síntomas de venganza entre sus enemigos y agita las tensiones políticas

TEXTO JOSÉ MELÉNDEZ • CORRESPONSAL
El Universal
Jueves 26 de julio de 2007

SAN JOSÉ.— Como extraído de alguna famosa película de espionaje, complot e intriga, el eventual retorno del ex general panameño Manuel Antonio Noriega a Panamá pone nerviosos a sus viejos socios, genera síntomas de venganza entre sus enemigos y agita las tensiones políticas. ¿Por qué? Soplando sobre una humeante arma de fuego, una misteriosa rubia de película respondería: “Sabe demasiado”.

¿Está preparada la clase política panameña para el regreso de Noriega, quien quedará libre en Estados Unidos, donde fue condenado por narcotráfico a 40 años de cárcel en 1992? ¿Es preferible extraditarle a Francia por narcotráfico y evitar que vuelva a su país a destapar secretos y ensuciar a sus antiguos aliados en política y negocios?

“Noriega sabe demasiado”, dijo Miguel Antonio Bernal, un abogado que sufrió persecución en el régimen militar panameño, instalado en 1968 por el ya fallecido general Omar Torrijos y derribado el 20 de diciembre de 1989 con la invasión armada de Estados Unidos a Panamá.

“Altos funcionarios del gobierno, empezando por el presidente Martín Torrijos, ministros y militares, y jueces, magistrados y supuestos opositores, tienen pánico a la posibilidad de que Noriega regrese y abra la boca”, dijo Bernal a EL UNIVERSAL.

“La promesa de silencio de Noriega con sus patrones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), era no hablar de asuntos en que se prestó al servicio de la CIA. De asuntos locales, de sus negocios, no tiene compromiso. Él quiere regresar y va a hablar, porque se considera traicionado por muchos beneficiados de sus favores”, añadió.

De 1983 a 1989, Noriega hizo de Panamá una Casablanca a la que llegaban espías de Washington, Moscú o La Habana, Narcotraficantes colombianos, cubanos o bolivianos, mercenarios de Argentina, Europa o Medio Oriente, guerrilleros de El Salvador, Colombia, Nicaragua o Guatemala, contrabandistas de armas de Israel o Chile o compradores de pertrechos bélicos de Estados Unidos, Cuba o Centroamérica. Apegado a la costumbre del régimen, Noriega negociaba con todos.

Con la invasión, Noriega huyó varios días en la capital y el 24 de diciembre de 1989 se asiló en la Nunciatura Apostólica, hasta que el 3 de enero de 1990 se entregó, como prisionero de guerra, a los generales estadounidenses. Un tribunal de Florida le sentenció en 1992 y le confirmó como prisionero de guerra, mientras que Panamá, que hizo el primer pedido de extradición en 1991, le condenó en la década de 1990 a 60 años de cárcel por homicidio y otros delitos.

“La Convención de Ginebra de 1949 dice que como prisionero de guerra, al cesar hostilidades o cumplir la pena, debe ser repatriado”, recalcó Julio Berríos, abogado panameño defensor del ex general. Una audiencia sobre el pedido de Francia, que en 1999 le sentenció a 10 años de cárcel por “lavado” de dinero, estaba prevista para este jueves en Miami.

El ex militar ha permanecido 17 años en una cárcel de Miami cumpliendo una condena que inicialmente era de 40 años y que se redujo por buena conducta, y saldrá en libertad el próximo 9 de septiembre.

Consultado por este diario, Berríos aseguró que Torrijos “no tiene la menor intención de que Noriega regrese. Muchos empresarios hicieron negocios con Noriega y si él regresa, puede delatarlos. No puede ser que EU y Francia se burlen del derecho de Panamá para que él cumpla las penas en su país. Él quiere regresar”.

Torrijos negó que haya una componenda con Washington y París, para impedir que el ex general sea repatriado, insistió en que el ex militar debe regresar y alegó que la decisión sobre las peticiones de extradición es facultad soberana de EU.

Elías Castillo, presidente de la Asamblea Nacional y miembro del gobernante Partido Revolucionario Democrático —al que perteneció Noriega— alegó que los empresarios son los que más temen al regreso del ex hombre fuerte. En los cumpleaños del ex general, recordó, muchos empresarios se peleaban por llevarle el regalo más grande.

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