martes, julio 17, 2007

LA FALSA DEMOCRACIA DE LOS CONSEJOS EN NICARAGUA.

Editorial del Diario La Prensa de Nicaragua.
170707

La falsa democracia de los Consejos

El eminente periodista, ensayista, escritor e historiador mexicano, señor Enrique Krauze, recordó en uno de sus artículos periodísticos una anécdota de la extinta República Democrática Alemana (RDA), como se llamaba oficialmente la Alemania comunista. La anécdota de Krauze recuerda que en los estantes casi siempre vacíos de las tiendas de comestibles de la RDA había dos clases de mantequilla: una era propiamente mantequilla y la otra tenía la marca “verdadera mantequilla”. Pero los compradores, sobre todo las amas de casa a las que no es fácil engañar, no se confundían; sabían muy bien que el producto con la palabra “mantequilla” contenía realmente mantequilla, mientras que el llamado “verdadera mantequilla” contenía una falsa mantequilla”.

Krauze se refiere de esa manera figurativa a quienes actualmente están ofreciendo una falsa democracia con el rótulo de “verdadera democracia”, democracia participativa, democracia directa o democracia de los consejos del poder ciudadano, como la llaman en la Venezuela de Hugo Chávez y en la Nicaragua de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Al respecto la señora Murillo ofreció el miércoles de la semana pasada, a los medios de comunicación oficialistas, una explicación de lo que son los Consejos del Poder Ciudadano que el FSLN está organizando en todo el país. Según las explicaciones de la señora Murillo que LA PRENSA captó de los órganos oficialistas y publicó en su edición del jueves pasado: “Los Consejos del Poder Ciudadano son, en realidad, la ampliación y la puesta en práctica de una política, de una propuesta y de un compromiso… la reconciliación nacional, la unidad de todos los nicaragüenses, que encuentran en estas formas organizativas la manera de participar ejerciendo sus derechos y decidir sobre los programas del gobierno que es suyo, asegurar que esos programas lleguen, con sentido propósito, a las comunidades”. Y agregó la señora Murillo: “Por eso decimos que los Consejos son la expresión de la democracia directa, de la voluntad y del poder del pueblo, y en un momento como éste, en que tenemos que enfrentarnos a la realidad de un país destruido y a la realidad de un pueblo que durante 16 años le fue negado su derecho a participar y que tiene que volver a caminar el aprendizaje de la democracia”.

Es obvio que el objetivo que persigue el gobierno Ortega-Murillo con los Consejos de Participación Ciudadana, es sacar a Nicaragua del marco de la democracia republicana que está consagrado en la Constitución Política de la República, y el cual, a pesar de la corrupción, la ineptitud y los errores de los gobernantes democráticos de los últimos 16 años logró la reconstrucción del país después de la noche oscura del totalitarismo de los años ochenta. Y se pretende ahora, con los denominados Consejos de Participación Ciudadana, llevar al país por la senda de una democracia falsificada, que es un proyecto para controlar y someter a la población e imponer una nueva dictadura autoritaria, bicéfala y familiar. En realidad, los autoritarios de toda especie siempre han atacado a muerte a la democracia representativa, porque ellos quieren gobernar sin obstáculos, de manera dictatorial; y para justificar la liquidación de la democracia republicana, hablan de democracia “participativa”, de democracia de los Consejos como la que hubo en la desaparecida Unión Soviética comunista y hay ahora en la Venezuela chavista.

La Constitución de Nicaragua consagra el sistema político de la democracia representativa, reconoce el derecho de los ciudadanos a elegir a sus gobernantes y representantes y garantiza los mecanismos para balancear los poderes públicos. Pero es también una democracia participativa, como se establece en el artículo 7 de la misma Constitución: “Nicaragua es una república democrática participativa y representativa”, concepto que desarrolla en los capítulos y artículos siguientes, que se refieren a los derechos de participación política, económica y social.

De manera que los Consejos de Participación Ciudadana son extraños al ordenamiento constitucional, son órganos del partido FSLN para controlar y dominar dictatorialmente a la población. Y por lo tanto tiene que ser rechazados, mediante ley, por la Asamblea Nacional en la que se supone que hay mayoría republicana, democrática y liberal

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