lunes, julio 23, 2007

LO QUE PUDO HABER SIDO Y NO FUE...



El discurso que cambió el destino de Nicaragua

Conforme los Acuerdos de Puntarenas, el Presidente Urcuyo Maliaños debería entregar la banda presidencial a Monseñor Obando y Bravo y éste a la Junta de Gobierno. En su discurso, Urcuyo Maliaños, el 17 de julio a mediodía, nada dijo de los Acuerdos, pretendiendo quedarse en la presidencia hasta 1981. Eso cambió el destino de Nicaragua, obligando a la Guardia Nacional a una rendición incondicional. Los primeros decretos pretendieron borrar la imagen de los Somoza

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Roberto Sánchez Ramírez
ESPECIAL PARA LA PRENSA
rsanchez@managua.gob.ni

Comunicado de la rendición de la GN

Atención nicaragüenses, atención: A los Comandos y al Cuartel General, Oficiales, Clases y Soldados de la Guardia Nacional nicaragüenses:

En nombre del Estado Mayor de la Guardia Nacional nicaragüense y con consentimiento del Directorio Nacional conjunto del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, yo, Teniente Coronel Fulgencio Largaespada Báez, les notifico lo siguiente:

1. El retiro del Estado Mayor de la Guardia Nacional, bajo el mando del Gral. Federico García ha llevado a la desintegración de nuestro cuerpo armado.

2. Las posiciones victoriosas que el Frente Sandinista ha mantenido y mantiene a través de todo el territorio nacional, ha puesto fin a la guerra librada contra el Frente Sandinista resultando en la derrota de la Guardia Nacional.

3. A fin de prevenir más derramamiento de sangre y la inútil pérdida de vidas inocentes, las clases y soldados de la Guardia Nacional deben obedecer las siguientes órdenes:

A. Inmediato cese de fuego en todos los Comandos y en todos los frentes de guerra.

B. La entrega de las armas en sus cuarteles opuestos respectivos y en los refugios siguientes: Puestos de la Cruz Roja, Iglesias y Embajadas. Todos estos lugares serán respetados por las fuerzas victoriosas del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

C. Deben desplegarse banderas blancas en todos los lugares donde se encuentren soldados armados, lo cual será considerado como señal de rendición incondicional.

D. Una vez que estas ordenanzas emitidas por el Directorio Nacional conjunto del Frente Sandinista de Liberación Nacional y por la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional hayan sido cumplidas, la vida y la integridad física de todos los soldados que se rindan serán garantizadas.

Este llamado no constituye una traición de nada o de nadie. Al contrario, representa la dignificación de la Guardia Nacional, a nombre del bienestar de nuestro largamente sufrido pueblo. Juro esto ante el Altar de la Patria y Dios nuestro Señor.

El presente comunicado ha sido preparado conjuntamente y con la autorización del Comandante Humberto Ortega Saavedra, a nombre del Directorio Nacional conjunto del FSLN y de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional.

Hágase efectivo.(firmado) Fulgencio Largaespada Báez, Jefe del Estado Mayor de la Guardia Nacional Nicaragüense.

“Por lo que pudo haber sido y no fue”, dice un popular bolero. También la historia está llena de situaciones como la frase de la canción que causan asombro y curiosidad. El proceso de lucha que culminó el 19 de julio de 1979, tiene una serie de capítulos poco conocidos o bien olvidados, cuando ya pasaron 28 años de aquellos acontecimientos.

En la medida que se iba definiendo la guerra contra el régimen dinástico de Anastasio Somoza Debayle, se conformó la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, integrada por Daniel Ortega Saavedra, Violeta Barrios de Chamorro, Sergio Ramírez Mercado, Moisés Hassan Morales y Alfonso Robelo Callejas.

Para inicios del mes de julio el régimen somocista era presionado por organismos internacionales y la ruptura de relaciones diplomáticas con varios gobiernos. Los Estados Unidos de América no lograron imponer en la Organización de Estados Americanos el envío de un contingente militar como fuerza de paz, tampoco basificar tropas en Costa Rica.

PRESIÓN NORTEAMERICANA

La delegación enviada por el Presidente Jimmy Carter era presidida por William Bowdler. En la primera semana de julio, el Gobierno norteamericano presionó para que la Junta fuera aumentada, se propuso entre otros a Adolfo Calero, Ernesto Fernández, Emilio Álvarez, Ismael Reyes y Mariano Fiallos. La oposición de doña Violeta fue determinante, anunció que renunciaría a la Junta si ésta variaba de los cinco ya anunciados.

Los mencionados nombres no pasaron de ser propuesta, parte de lo que pudo haber sido y no fue, un intento de formar una especie de cuerpo colegiado que gobernara Nicaragua a la caída del régimen somocista. Adolfo Calero Portocarrero sería después el principal dirigente político de la contrarrevolución o simplemente de la Contra.

Ante la presión militar y diplomática, la renuncia de Somoza Debayle está decidida. Su hermano José R. Somoza era el Jefe Director de la Guardia Nacional. Su padre, Anastasio Somoza García, había asumido el cargo el 2 de enero de 1933. El general J. Rigoberto Reyes estuvo interinamente del 2 de noviembre al 9 de diciembre de 1936, mientras Somoza García estaba en campaña electoral presidencial.

Somoza García fue nombrado Jefe Director por las presiones del Gobierno norteamericano, en 1979 fueron también estas mismas presiones que lo obligaron a renunciar. Nuevamente se planteaba el nombramiento de un Jefe Director, sería de nuevo la voluntad imperial la que tomaría la decisión.

Otra vez lo que pudo haber sido y no fue. El Embajador norteamericano, Lawrence Pezzullo, tuvo una reunión con Somoza Debayle para nombrar el nuevo Jefe Director, estaban presentes dos funcionarios de la Embajada, el doctor Julio C. Quintana, Canciller de la República; general Samuel Genie Amaya, Ministro de Hacienda y Crédito Público, ex Jefe de la Oficina de Seguridad Nacional; el coronel Anastasio Somoza Portocarrero y el ingeniero Luis Palláis Debayle.

Se acordó en la reunión el retiro de 65 oficiales, los de más alta graduación en servicio activo. Pezzullo propuso al coronel Inocente Mojica para el cargo de Jefe Director. Somoza Debayle no aceptó y presentó el nombre del general Eberto Sánchez, tampoco fue aceptado. Igual pasó con la candidatura del coronel Enrique Bermúdez, Agregado Militar en la Embajada de Nicaragua, en Washington. Finalmente se acordó el nombramiento del coronel Federico Mejía González, quien fue ascendido a General de Brigada.

Así el Gobierno norteamericano decidió el nombramiento de quien fue el Primer Jefe Director de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza García y el del último, Federico Mejía González. El teniente coronel Fulgencio Largaespada por circunstancias especiales fue quien firmó oficialmente la rendición de la Guardia Nacional. Este oficial se graduó de bachiller en el colegio Centro América de Granada en 1953, uno de sus compañeros de promoción fue el actual vice-presidente de la República, Jaime Morales Carazo. Era uno de los pocos especialistas en asuntos de tránsito en Nicaragua. No se le conoció que haya participado en delitos, más bien se le tenía respeto. Murió trágicamente en 1992.

PLAN DE PUNTARENAS

En el balneario de Puntarenas, Costa Rica, en la casa del entonces Presidente Rodrigo Carazo, se tuvo una reunión, donde entre otros asistieron: Daniel y Humberto Ortega Saavedra, Tomás Borge, Violeta Barrios de Chamorro, Alfonso Robelo, Sergio Ramírez Mercado, el Presidente Carazo y su vice Presidente José Miguel Alfaro, el Ministro de Seguridad Jhonny Chavarría, los ex presidentes José Figueres Ferrer y Carlos Andrés Pérez; el asesor del general Omar Torrijos, Jorge Ritter y el Delegado del Presidente Carter, William Bowdler.

El llamado Acuerdo de Puntarenas contempló entre otros puntos, que el general Federico Mejía González por la GN y el comandante Humberto Ortega Saavedra por el FSLN se reunieran en Puntarenas para acordar el plan de transición militar y organizar el mando conjunto. Eso significaba que las dos fuerzas integrarían un solo Ejército al mando del general Mejía, eso durante un año, con el Comandante Tomás Borge, como segundo al mando.

El mismo acuerdo contemplaba la renuncia de Somoza Debayle, su salida de Nicaragua, el nombramiento de un presidente interino que estaría en el cargo hasta la llegada a Managua de la JGRN, junto con los Embajadores de la OEA. El presidente interino en el Aeropuerto de Managua, entregaría la banda presidencial a Monseñor Miguel Obando y Bravo que a su vez se la daría a la JGRN, mientras el presidente interino se marchaba de Nicaragua. De inmediato se decretaría el cese de las acciones militares y la integración del mando militar conjunto.

Todo se fue desarrollando conforme lo acordado, Somoza Debayle renunció y se marchó al amanecer del 17 de julio acompañado de los militares y civiles más identificados con su gobierno; había sido electo Presidente de Nicaragua el doctor Francisco Urcuyo Maliaños, quien al mediodía en el Hotel Intercontinental ahora Crowne Plaza, en su discurso de toma de posesión no se expresó acorde con los acuerdos de Puntarenas, pretendiendo continuar el período que finalizaba en 1981.

El cambio de lo que estaba previsto varió en gran medida el curso de nuestra historia, es parte de lo que pudo haber sido y no fue, el 18 de julio por la noche, el Presidente Urcuyo Maliaños salió hacia Guatemala; se exigió la rendición incondicional de la Guardia Nacional, es difícil explicar qué habría pasado en la integración de un mando militar conjunto entre fuerzas de la GN y del FSLN.

Los cambios significaron que muchos oficiales y soldados de la Guardia Nacional que continuaron prestando servicio, terminaran en prisión, algunos más de diez años. Sus bienes fueron confiscados y muchas de las familias partieron al exilio, pasando aquí y en el exterior grandes dificultades económicas.

En relación a integrar a miembros de la GN y del FSLN en un solo Ejército, existían condiciones por ambas partes. Los oficiales, clases o soldados que así lo desearan podrían integrarse al nuevo Ejército, a la vida civil o salir del país, si no tuviesen cargos criminales. En cambio la GN plantearía la integración de miembros del FSLN sin antecedentes terroristas y sin ideología comunista, limitándolo exclusivamente a la tendencia tercerista. Las tendencias de la Guerra Popular Prolongada (GPP) y Proletaria quedarían descartadas. La Oficina de Seguridad Nacional quedaría intacta para evitar la incorporación al Ejército de elementos terroristas y comunistas, para eso el archivo serviría en el debido chequeo.

De haberse concretado no hubiera habido a lo inmediato Ejército Popular Sandinista, ni como Comandante en Jefe, Humberto Ortega Saavedra. También para Monseñor Obando y Bravo el papel protagónico fue diferente. El 20 de julio, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y la entonces Dirección Conjunta del FSLN, entraron a Managua.

En el Salón Rubén Darío, en el segundo piso del Palacio Nacional, ahora de la Cultura, se procedió a la juramentación de la Junta. Ante la falta de autoridades nacionales, realizó la juramentación, el almirante Ramón Emilio Jiménez, Canciller de la República Dominicana, años más tarde asesor de la Contra. Aunque fuera por breve tiempo, Monseñor Obando y Bravo, no pudo tener en sus manos la banda presidencial de Nicaragua, un hecho sin precedentes para un sacerdote.

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