sábado, septiembre 05, 2009

EN NICARAGUA LOS ORTEGA EN CONTROL DIRECTO DE LA DNP?



El mayor de los hijos de la pareja presidencial, Rafael Ortega, estuvo figurando en el ambiente político por un tiempo, pero ahora se ha dedicado más a los negocios de la familia. (LA PRENSA/ MANUEL ESQUIVEL)

Moisés Martínez
investigaciones@laprensa.com.ni

Compañera sentimental de Rafael Ortega asumiría gerencia, dicen fuentes

La esposa del hijo mayor de la pareja presidencial, Rafael Ortega Murillo, supuestamente es la que estaría a cargo de asumir las riendas de la Distribuidora Nicaragüense de Petróleo (DNP), recientemente adquirida por el Grupo Alba, vinculado a la familia presidencial.

Estos activos fueron comprados a la empresa Glencore-Distribuidora Nicaragüense de Petróleo (DNP) por parte de la cooperativa sandinista y banco paraestatal Caja Rural Nacional (Alba-Caruna), en lo que se constituye en la más reciente adquisición de este holding que ha crecido a la sombra del acuerdo petrolero entre los gobiernos de Nicaragua y Venezuela, que la familia Ortega Murillo maneja como un negocio privado.

Yadira Leets, compañera sentimental de Ortega Murillo, habría llegado ayer a la empresa para conocer la empresa que administrará, según versiones extraoficiales.

Leets tiene experiencia en la gerencia de gasolineras, según conoció LA PRENSA.

Es hija del Embajador de Nicaragua en Venezuela, Ramón Leets. Y llegó a las oficinas centrales de DNP acompañada de un fuerte dispositivo policial.

La empresa Glencore y el Gobierno han manejado con hermetismo la información referida a esta nueva compra hecha por el Grupo Alba, descubierta por una investigación periodística de LA PRENSA publicada el jueves pasado.

Rafael Ortega Murillo es el designado por el presidente Ortega para representarlo en las operaciones del Grupo Alba, un holding de empresas vinculadas a la familia presidencial.

Fue señalado por el reconocido economista Francisco Laínez, de ser el testaferro de los negocios que la familia presidencial ha adquirido desde que alcanzaron el poder en enero del 2007.

Otra investigación periodística de LA PRENSA, publicada el 24 de febrero pasado, reveló que Ortega Murillo también estuvo al frente de las negociaciones para adquirir las operaciones de la Tribu Seminole en el país.

Sin embargo, quien rubricó la compra en representación del Grupo Alba fue Francisco López, tesorero del Frente Sandinista y vicepresidente de Albanisa, la columna vertebral de este holding (grupo de empresas).

El precio de compra de las operaciones Glencore-DNP ha sido manejado como secreto de Estado, pero se estima que éste puede superar los 11 millones de dólares que pagó el Grupo Alba por las operaciones Seminole.

La compra a los Seminole comprendía el hotel del mismo nombre y dos fincas ganaderas de primer nivel, ubicadas en la península de Chiltepe.

Estas inversiones ahora son manejadas por la empresa Alba Alimentos de Nicaragua (Albalinisa).

El director ejecutivo de DNP Nicaragua, José García Casas, principal directivo de la empresa, actualmente se encuentra en México, supuestamente informando directamente a los personeros de Glencore de la culminación de la venta.

Su regreso está previsto el lunes próximo, pero versiones extraoficiales señalan que García Casas ya no tiene nada por qué regresar al país.

EN EL 2007 LA PGR PRESIONÓ A GLENCORE

Fuentes vinculadas a la directiva de DNP indican que la empresa en 2007 ya daba los pasos para incorporarse como un competidor más en el mercado de importación y venta de derivados del combustible.

Con ese fin usarían como plataforma la red de más de 30 gasolineras en todo el país y los tanques de almacenamiento de combustible con capacidad de más de 60 mil barriles que construyeron en el Puerto de Corinto. Estas inversiones son paralelas a los activos que arrendaban a Petronic, que eran 14 gasolineras.

Esto la colocaba en el camino de Albanisa, que actualmente ostenta el monopolio de la importación de combustibles.

Y no por simple casualidad el gobierno del presidente Ortega y sus funcionarios principales ya habían advertido, desde inicios de su administración, que de una u otra forma recuperarían los activos de Petronic.

Incluso, la misma Procuraduría General de la República tenía listo un borrador de resolución, en el cual acogía la decisión de la Contraloría General de la República de 1999 de declarar de nulidad el contrato de arrendamiento debido a los vicios en su proceso de formación, según reveló una investigación periodística de LA PRENSA, publicada el 24 de abril del 2007.

GLENCORE PODÍA QUEDARSE

La salida de Glencore del mercado de importación y venta de combustible del país tiene todos los trazos de haberse hecho al estilo de El Padrino, la inmortal obra de Mario Puzo.

Ya que, además de las presiones, el Grupo Alba le habría hecho a Glencore “una oferta que no podía rechazar”, como cita la línea más famosa del libro de Puzo.

Eso queda claro cuando el contrato de arrendamiento, en poder de LA PRENSA, establece en su punto 22.1 que la transnacional suiza tenía la opción de renovar el arrendamiento incluso comprar los activos de Petronic.

“Glencore tendrá la opción de prorrogar el presente contrato de arrendamiento por un plazo adicional de diez años posteriores al vencimiento del mismo (se venció este año), o de adquirir los bienes a la finalización del contrato en la medida que lo permitan las leyes aplicables. La compensación para la extensión del contrato o el precio de compra será determinado de acuerdo a lo que establecen los procedimientos previstos en el punto 22.2”, cita el documento firmado en 1999 por Glencore y el Gobierno de Nicaragua.

Sin embargo, Glencore ni renovó su arrendamiento ni siguió operando las inversiones que hizo en el país a lo largo de una década. Simplemente vendió sus operaciones y salió del espectro nicaragüense.

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