Hoy, el diario paraguayo Crónica lanza una pregunta: "¿Qué están encubriendo en el caso de Salvador?"
En un artículo, la publicación asegura que "la Procuraduría (General de Justicia del DF) no se anima a decirlo, pero lo de Cabañas fue un “trabajo” sin concluir. Nada se sabe del dueño del local. Los guardias no son investigados a fondo, sí el limpiador".
Además, cuestiona por qué "se tejen un sinfín de suposiciones en torno a lo que realmente pasó esa noche. Cosas que quedaron en el aire y que nadie dijo o no se quieren decir. Que se callan sin razón… o porque hay algo mucho más grande atrás".
"¿Por qué mienten? ¿Pueden ser tan tolongos (locos) de hacer un “llamado a la Policía internacional” (Interpol) para capturar a un tipo que está preso? ¿Tantas contradicciones son entendibles en un cuerpo “especializado” en investigaciones?", lanza el periódico.
Para Crónica "Las escenas que salieron a la luz pública con las filmaciones de las cámaras de seguridad hacen que quede bien en claro que los fiscales o procuradores como le dicen los mexicanos, no se animen a decir: esto fue un atentado. Claramente premeditado. Y con muchos cómplices".
Sin rodeos, apunta: "A Salvador Cabañas lo fueron a matar. No fue una riña. No fue una pollera (un lío de faldas). No fue una foto. Fue un asesinato premeditado. Y JJ Balderas, si es que la Procuraduría no se equivocó en el nombre, fue el autor material. Por suerte, no hizo bien su encargo".
Y la lista de preguntas continúa, "Otros detalles: ¿por qué no se investiga al dueño del Bar-Bar”? Preguntas al aire y nada concreto sobre sus “amigos” que hasta se fueron sin pagar". "Lo más curioso es que el “testigo clave” no quiere hablar por miedo, ¿a qué? Y encima, es solo el limpiador. Los guardias, quienes están metidos hasta el cuello, no aparecen como “sospechosos” de ser aunque sea cómplices".
Acerca de la diferencia de color que se ve en la ropa de Salvador en la toma de video y en la foto, refuta que "el guardia que participa de la misma filmación, sí sale de negro y su ropa no cambia de color".
"Uno de los “investigados”, empleado del lugar, ni bien ocurrió el hecho se encargó de limpiar la escena del crimen. Es más, hasta usó cloro para empezar a borrar las manchas de sangre y mandar al tacho cualquier huella que pudiera implicar a los asesinos. Desapareció el casquillo de la bala.
Sobre el agente de seguridad del bar, expresa que "se asoma en el momento en el que se produce el disparo, pero no interviene, solo mira lo que hacen". Al salir de la escena del crimen, (el agresor) hace una seña al guardia y este lo mira, hablan y salen tipo nada. Tras la charla, el guardia por radio da un aviso. ¿Para que le abran la puerta al asesino o para que limpien todo? Del sospechoso identificado erróneamente, "del que ahora no se tiene ni idea de quién es, al salir del local hace una llamada. ¿El trabajo está hecho o qué dijo?", cuestiona.
"Los dos guardias que siguen a los criminales, de golpe se vuelven al local. ¿Quién dio la orden?"
"¿Identikit? La foto todo bien, pero el dibujo… ¡nada que ver! Este es JJ Balderas. Encima, erraron donde queda su casa", finalizan con sorna.
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