Opinión
El garrote judicial
Un alto representante del partido del presidente Daniel Ortega, ha advertido que harán todo lo que consideren necesario, y pagarán el precio que sea, para no entregar el poder. Pero también para consolidarse en el poder, para amedrentar a la población democrática —que es mayoritaria pero está desorganizada y carece de liderazgo—, lo mismo que para reprimir a la oposición política y a la sociedad civil democrática del país, el régimen orteguista no tiene escrúpulos en utilizar cualquier procedimiento, por muy arbitrario que sea.
Los propagandistas del régimen de Daniel Ortega alegan que a éste no se le puede llamar dictadura, porque las cárceles de Nicaragua no están llenas de presos políticos, ni se despelleja a nadie por oponerse al gobierno, que es —dicen— lo que hacía la dictadura somocista, y agregamos nosotros que es lo que hacía igualmente la dictadura sandinista de los años ochenta, cuando Daniel Ortega también fue presidente.
En realidad, es cierto que las cárceles de Nicaragua no están llenas de presos políticos —por ahora— y que no se despelleja a opositores al Gobierno, todavía. Pero si ya lo hicieron en el pasado, ¿por qué no lo volverían a hacer ahora, siendo, como el mismo Daniel Ortega dice en sus discursos, que el actual gobierno es la segunda etapa de la revolución, y sus colaboradores aseguran que harán todo lo que estimen necesario para no entregar otra vez el poder? Además, ¿para qué van a pagar —por ahora— el costo de llenar las cárceles de presos políticos y de despellejar a opositores, si pueden perfectamente atemorizar y reprimir por otros medios?
En efecto, mediante la Dirección General de Ingresos (DGI) y la de Aduanas, Ortega chantajea a los periódicos e intimida a los empresarios. Con la asignación discriminatoria de la publicidad gubernamental, presiona a los medios de comunicación. Con pandilleros y turbas de partidarios fanáticos, impide la realización de manifestaciones públicas de protesta y vapulea a miembros de la sociedad civil y de partidos políticos opositores. A través del Poder Judicial reprime a periodistas con acusaciones y condenas por falsos delitos de injurias y calumnias.
El Poder Judicial ha sido convertido no sólo en un antro de corrupción, sino también en garrote de represión política, todavía sin cárcel, ni tortura ni sangre, pero con la misma efectividad de intimidación y castigo. Precisamente ahora que Daniel Ortega no ha podido doblegar a la oposición, para que acepte voluntariamente la reforma constitucional que permita otra vez su candidatura a la reelección presidencial; y cuando la oposición se niega a elegir magistrados y otros cargos de elección popular indirecta mientras no haya un cambio sustantivo en las estructuras de las instituciones, entonces el Gobierno vuelve a utilizar el Poder Judicial no sólo para atropellar la Constitución sino también como garrote represivo, con el propósito de doblegar a los líderes de las dos principales corrientes liberales...CONTINÚA INFORMÁNDOTE
jueves, enero 28, 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario