lunes, enero 25, 2010

LOS ROSTROS DE LA MISERIA

Por: Moisés Absalón Pastora.

Como solución a las muchísimas limitaciones sociales que tenemos los nicaragüenses el gobierno del compañero presidente Daniel Ortega con bombo y platillo anuncia, cada vez que hay que aplacar las cotidianas hogueras políticas que enciende, la ejecución de programas sociales que pretenden proyectar beneficios para los menos favorecidos como por ejemplo enfrentar el hambre creando en los barrios centros de acopio, distribución y venta de alimentos a precios supuestamente de me lo llevo. Bajo ese mismo espíritu el gobierno se convirtió en una micro financiera, para prestar concesionalmente dinero que promoviera la inversión en pequeños negocios que representaran una alternativa de combate al desempleo. Igualmente decidieron ocupar las extensas manzanas del centro de Managua para hacer viviendas de interés popular y venderlas a bajo costo y a largo plazo. También distribuyeron materiales de construcción para que aquellos que tuvieran sus viviendas en mal estado las pudiesen reparar sin necesidad de enjaranarse con un banco.

Todo esto desde el interés social que debe tener todo gobierno está bien porque estamos llenos de necesidades. Sin embargo vale la pena tratar de ir más allá del proclamado beneficio para los pobres y buscar en la práctica los resultados para enfrentar la miseria. Si consideramos la propaganda masiva que ha hecho el gobierno alrededor de estos programas, a través de enormes rótulos disgregados por todo el país, spots de televisión y jingles radiales debemos suponer que los beneficiados son cienes de miles y miles de nicaragüenses que deberían estar felices por las facilidades y características de programas tan innovadores como estos y por supuesto ver y tocar los resultados.

Cuando Daniel Ortega asumió el gobierno el 10 de Enero del 2007 me decía un diputado liberal, considerando las condiciones en las que recibía el país después de tres gobiernos democráticos, que si éste hacía una buena administración, con el añadido de los programas que anunciaba y que aquí hemos referido, éste haría que hubiese FSLN para largo rato porque estaría tocando socialmente una pobreza que antes no escuchó respuestas porque los que antecedieron al Secretario General se enfocaron en reconstruir una economía que la dictadura de los ochenta se encargó de pulverizar para convertirnos a todos en indigentes.

Después de 36 meses de gobierno, lo que traspasa la mitad de su mandato y añeja su administración, Daniel Ortega mandó a la Asamblea Nacional una tercera reforma presupuestaria que le fue canalizada talo como la quería solo para cercenar salud y educación y poner en reposo absoluto los programas sociales por los cuales sacaba pecho aunque desde hace mucho estuvieran durmiendo el sueño de los justos y de ahí la creciente inconformidad de una población que en la práctica se ve peor que antes.

El Hambre Cero fue una magnífica visión de negocio. Aquellos que se involucraron en los barrios vendieron exclusivamente entre su membrecía pero pronto la ambición por ganar más allá lo hizo infuncional porque después de todo terminó siendo más barato comprar en los mercados que en los expendios de venta abastecidos ENABAS. Luego el “Usura Cero” pretendió quebrar las micro financieras prestando a un interés muy bajo. Aquello que se perdía por el interés se ganaba por el volumen y aunque los préstamos nunca pasaron de los cinco mil córdobas el programa va en retroceso porque aunque algunos están honrando sus adeudos la gran mayoría, por la misma crisis o por el simple desvío de prenda, no pagan sus compromisos.

El llamado programa “Viviendas para el Pueblo” en el centro de Managua no fue para el pueblo pobre sandinista. En realidad fue un favoritismo para su clientelismo político estructural porque esas casitas de interés social en su gran mayoría no fueron para gente que estaba destechada sino para niveles medios y altos de la estructura del FSLN. En la acera de esa casas observamos vehículos que no tienen ninguna relación con la humildad de aquel pequeño inmueble que exhibe antenas satelitales y rediseños costosos que según me cuentan sirven de casas de encuentros u oficinas clandestinas del emporio denominado como ALBANISA con todos sus derivados.

Así las cosas no nos extrañe que el rostro de la miseria esté diseminado por todos lados y en cualquier parte. Ello prueba que el denominado programa “Amor” que con gran despliegue fue anunciado para sacar a los niños de la calle y despoblar de su presencia todos los semáforos de la capital no solo fue un fracaso sino que expandió por Managua un gran circo donde cualquier cantidad de “payasitos” trata de atraer la atención de los conductores haciendo malabares imprecisos en busca de alguna moneda que mitigue el hambre, el desempleo y la indigencia que padecen producto de una sociedad injusta que se desquebraja moralmente mientras desde el gobierno escuchamos que estamos en la segunda fase de una revolución que no sabemos dónde está.

Si en Nicaragua los ricos se están empobreciendo y la clase media está desapareciendo, imaginemos entonces qué será de los pobres. Las estadísticas reflejan que Nicaragua ya no es el país más seguro como a pecho abierto repite la autoridad policial. La miseria está llevando a la gente a robar no por la actitud delictiva sino por sus familias. La desesperación está desplazando los valores y los principios porque en el gobierno observan un pésimo ejemplo. Mientras el compañero Daniel vive haciendo negocios en vez de gobernar y se llena la boca diciendo que se sacrifica por los que menos tienen, los que ya están abajo y los que estamos siendo conducidos al mismo hoyo observamos que lo único que ha cumplido el revolucionario éste es que efectivamente el pobre pueblo presidente está arriba en la cúspide de sus calamidades.

La miseria está infiltrada en todas partes y por ende vivimos en el reino de la miseria. Está en la mirada sin rumbo de una mujer que carga a sus hijos en andas pidiendo una moneda para comer. Está en el pequeño de cara sucia sirviendo de instrumento en cada semáforo para satisfacer los apetitos etílicos de sus padres. Está en el rostro octogenario de las viejitas que nos angustian cuando se lanzan desesperadas por un córdoba contra los vehículos. Está en los discapacitados que en sillas de ruedas son una invitación a la tragedia en las bocacalles de la capital. Está en cualquier parte donde siempre aparece alguien con una muleta, un brazo amputado o cualquier motivo que represente una alternativa para poder comer.

No digo que la miseria antes no existió sino que ahora es peor. Antes tampoco la crisis nunca fue tan pronunciada como ahora pero hoy la corrupción es más grande que nunca. La miseria es una situación de carencia y privación de los medios elementales para satisfacer las necesidades vitales del nicaragüense que la vive y es uno de los peores enemigos de la democracia, debido a que sin educación, sin posibilidad de progreso, sin bienestar, sin igualdad de oportunidades los derechos humanos quedan totalmente eliminados.

En esa fase nos encontramos. Los derechos elementales de todos los nicaragüenses han sido cercenados. Nuestro pueblo ha tenido que cambiar radicalmente sus hábitos alimenticios. En el caso de que el ciudadano tenga el privilegio de tener un trabajo éste ya no compra lo mismo que antes. La inflación, el aumento constante de los precios y el congelamiento salarial hizo imposible alcanzar la casta básica que ahora es un sueño. Dios guarde enfermarnos porque aunque debemos de reconocer que los hospitales han sido dotados con tecnologías que antes eran prohibitivas para el pobre hoy igual se muere porque aunque hay capacidad de diagnósticos precisos de nada sirven porque al final no hay medicinas para la cura y eso es un problema generalizado en todos los hospitales del país.

Otro tema que es fundamental en la agenda social como es la educación el gobierno se auto reprobó al recortar el presupuesto para éste año pero además la matrícula escolar de éste año nos demuestra que el descenso fue bárbaro. Miles de padres de familia prefirieron no matricular a sus hijos para no enviarlos ni descalzos, ni en harapos ni sin útiles escolares porque no hay forma que los salarios de para avituallarlos.

En la medida que el año se adentra en el calendario de éste 2010 las cosas irán poniéndose peor y lo triste es que no deberíamos estar así porque el peso del problema no está en la crisis financiera internacional que ya anda en el terreno de la recuperación sino en la cooperación internacional que se nos fue como producto del robo que hicieron de las elecciones municipales del 2008. Pero lo más triste sin embargo es que no aprendieron la lección y ya están preparándose para asaltar las elecciones de la Costa Atlántica pues hay sobrados elementos de juicio para afirmarlo.

POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.

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