El imperialismo como tema político en la agenda del gobierno dictatorial de Daniel Ortega parece haber tomado el mismo rango de importancia que el FSLN le confirió en la década de los ochenta. La reciente gira que realiza Daniel Ortega a Venezuela con el círculo ampliado del ALBA, donde enfatiza, en nombre de todos los nicaragüenses, que Nicaragua es antiimperialista nos inserta inmediata e innecesariamente en un discurso ideológico con el que no se puede jugar porque no tenemos elementos para auxiliarnos si al coloso se le ocurre reaccionar.
Cuando aquí escuchamos siempre de la misma fuente que el imperialismo va o viene, el pensamiento automáticamente nos conecta con los Estados Unidos, que ciertamente nos ha tratado con un desprecio absoluto, pero no por ello podemos irresponsable e igualadamente creer que tenemos la misma capacidad de respuesta de quien es el gran rector del mundo. Es francamente ridículo que a nuestro país el actual gobernante lo esté tratando de meter en conflictos en los que no tenemos, ni remotamente, porque salir bailando, primero por razones geopolíticas y segundo porque simplemente no tenemos motivos.
A mi por el contrario me parece que Daniel Ortega y el FSLN deberían estar agradecidos con los Estados Unidos porque están donde están gracias a la sabiduría política de agentes imperiales como Paul Trivelli que hizo hasta lo imposible por evitar que la unidad de las fuerzas democráticas se consolidaran para vencer a los que hoy son parte de ese club tan exclusivo donde están todos los amigos de los enemigos de la humanidad. Hoy los mismos Estados Unidos se están convenciendo del gran favor que su representante en Managua hizo al FSLN al tratar de imponer como candidato y solución a un proyecto fundamentalmente mediático que hoy para su tragedia se mueve entre un juicio político que le tienen montado.
Eso sin embargo ya es pasado y sobre la leche derramada no hay nada que hacer. Ahora lo que debe de preocuparnos es el afán de Daniel Ortega por atraerse el odio de los norteamericanos, que ya se sienten lo suficientemente acosados por Hugo Chávez y el Presidente Iraní, como para que aparezca otro a tratar de tocarle los huevos al tigre. Nada, absolutamente nada, que haga Daniel Ortega podrá disminuir la determinante influencia de los Estados Unidos sobre el mundo, antes bien es preocupante que personalmente el Presidente de Nicaragua sea un imperialista más.
El imperialismo no hay solo que medirlo, identificarlo y criticarlo en términos políticos como lo refería Lenin al decir que éste era la etapa superior del capitalismo, sino que también en la conducta humana donde lo podemos calar como la etapa superior del autoritarismo que es cuando nos creemos dueños de la vida y hacienda de todo aquello que nos rodea. El imperio entonces es la prepotencia, es la satisfacción por mostrar ampulosamente la fuerza. El imperio es el menosprecio por la razón, es pensar que somos tan todopoderosos como invencibles. El imperio es creer que no hay detentes desde el poder y que el poder es avasallante.
Si el imperialismo en términos políticos es una tendencia de una potencia económica a extender su dominio sobre otros países o estados por medio de la fuerza o por influjos económicos abusivos, entonces el imperialismo desde la encarnación en los hombres es la conducta prepotente y de dominio sobre las personas por medio del autoritarismo. En ambos casos la conducta imperialista es abominable y degradante porque pretende sojuzgar por la vía del miedo y aquellos que se hacen llamar antiimperialistas, como el Presidente Daniel Ortega, deberían antes examinarse porque sus caprichos imperiales pueden afectarnos.
No se francamente que pretende Daniel Ortega al agarrarla contra un Estados Unidos que lo ve como loco pero me da la impresión que lo que pretende es llamar la atención del poder del imperio para que Obama lo determine.
Hasta hoy sin embarg lo más agresivo del imperio ha sido la suspensión de la Cuenta Reto del Milenio pero la respuesta de Ortega fue ignorar su impacto y redoblar sus ataques para proyectarse internacionalmente como si esa condición de líder continental que anda buscando es la solución a todos los problemas internos de Nicaragua.
No me cabe duda que Daniel Ortega es un acomplejado. Es un tipo ordinario que piensa que el mundo lo tendrá algún día como un David que tuvo el valor de enfrentar a Goliat. Es alguien que no evolucionó y que se quedó atrapado en el pasado. Estados Unidos tiene demasiados problemas internos como para preocuparse de minucias e insignificancias como Daniel. Es más Estados Unidos no tiene ningún problema en retirar la ayuda que Ortega grita que se la lleven. El problema lo tenemos nosotros que somos los muertos de hambre. El problema lo tenemos aquellos que no tenemos un empleo estable y el problema lo tiene el gobierno que dándosela de gato bravo tiene que resolver el problemón que le representa el déficit de 7,500 millones de Córdobas en el Presupuesto General de la república resuelto según él con el aumento en los impuestos y que apunta a la compactación total del gasto de capital que sustenta la inversión pública y que lógicamente lo primero que ha generado es el desempleo de entre los nicaragüenses.
No somos nosotros, paisito del cuarto mundo, muy distante de la independencia económica, los llamados a meternos en discusiones estériles y nada productivas con los poderes del mundo cuando acá tenemos tantas necesidades y problemas que resolver. Por eso no es difícil deducir que a quien tenemos por presidente es a un irresponsable que en lo único que está interesado es en andar de vago por el mundo alquilando jet comerciales privados hablando mal de todo aquel que le ha ayudado a Nicaragua y a quienes insulta en los foros internacionales solo para congraciarse ante el gorila de Hugo Chávez ante quien se babea y embelesa sobre todo cuando el dictador venezolano, dueño de su propio imperio, le dice que él es uno de los inclaudicables que nunca se rinden y que es imprescindible. Ja, ja que carita la de Daniel cuando Hugo le dice semejantes mentiras.
Ese cuento más otros que escucha por parte del circulo de serviles que lo enganchan es lo que mantiene perdido a Daniel Ortega dando palos de ciego contra un imperio que no lo determina, que ni siquiera le confiere la connotación de bicho y el que no jamás tendrá ningún remordimiento si nuestro Presidente Peptobismol decide hundir por sus pistolas a Nicaragua.
POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.
Moises Absalon Pastora
lunes, enero 18, 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario