Por: Moisés Absalón Pastora.
DETALLES DEL MOMENTO.
EL MIEDO.
Quién en ésta vida no ha sentido miedo? Quien no ha padecido esa fuerza poderosa que nos nubla y nos eclipsa en situaciones y momentos en que nuestro espíritu de supervivencia percibe impulsos que nos retienen, nos atan o nos lanzan al encuentro de lo impredecible convencidos de que la sensación de angustia nos hunde y en consecuencia hay que luchar para vencer nuestros temores. El miedo es una perturbación anímica por un riesgo o daño real o orimaginario. Es un recelo por lo que nos pueda suceder contrario a lo que pensamos.
El miedo modifica nuestra forma de ser y de reaccionar por no exponernos a una estimulación traumática. Particularmente los nicaragüenses sabemos lo que es el miedo y frente a él hemos reaccionado cuando nos hemos enfrentado a monstruos que se alimentan de los temores ajenos. En nosotros hay miedos palpables y tangibles que no queremos delatar y que celosamente ocultamos para no exponernos y quedar a merced de la fuerza del poder que sabiendo como hace sus cosas y cuales pueden ser nuestras debilidades, ejecutan sus planes desde la óptica de la psicología del terror, la que quiso dominarnos en la década de los ochenta.
Hay quienes dicen que de valientes están llenos los cementerios, pero me pregunto valdrá la pena vivir el instante que representa nuestro paso por éste mundo si todo el tiempo lo pasamos consumidos por el miedo? Me llama muy poderosamente la atención como los lenguajes cambian y las posiciones antes verticales, inamovibles y principistas, se bandean, se mesen de un lado al otro, con claros tonos amedrentados que dibujan en el fondo la sombra del monstruo gubernamental blandiendo el garrote de sus influencias sino se realiza en capricho de su soberbia. Yo personalmente he seguido de cerca esos cambios y no me ha sido difícil percibir el miedo. He conversado con famosos empresarios de este país comentándome sobre la negativa, tensa y peligrosa situación en la que nos tiene sumido el mando presidencial. Los he escuchado decir que nos hace falta valor para conquistar las calles, pero a esos mismos también los he oido decir en los canales de televisión que aquí no pasa nada.
Como entender una posición tan ambivalente como ésta? Es lógico pensar que una fuerza poderosa como el terror comienza a mostrarse a través de conductas claras y es igualmente meridiano que las reacciones a esas actitudes se expresan por la vía del miedo y es ahí donde quiero centrar la sustancia de éste tema porque aunque su exposición parte como una referencia del gobierno en relación con sus ciudadanos, lo cierto es que el miedo, como ansia y sentimiento es algo que nos afecta desde cualquier punto de vista que lo queramos ver. El miedo puede ser una debilidad profunda o un impulso potente que nos haga reaccionar.
Si nuestros miedos son el reflejo inmediato de la angustia entonces con el, sobre nuestra humanidad, perdemos nuestra identidad, nuestra paz, nuestra felicidad. Es más fácil crear en una persona el miedo que darle seguridad y si todo eso lo trasladamos al plano de todas nuestras emociones nos daremos cuenta que si lo vivimos y no lo sacudimos terminaremos irremisiblemente convirtiéndonos en esclavos, terminaremos siendo una mentira y permanentemente quedaremos expuestos a los que conociendo nuestras debilidades arreciaran sus propósitos para terminar haciendo lo que quieren porque se saben sin resistencia.
En Nicaragua los miedos amenazan desde múltiples frentes. Tenemos miedo a perder nuestros trabajos porque el empleo es un privilegio y no un derecho y ahora peor cuando la carnetización del partido en el poder te roba la dignidad: Tenemos miedo a enfermarnos porque no todos tenemos seguro ni dinero para comprar medicinas: Tenemos miedo de nuestros acreedores porque cada vez tenemos menos posibilidades de cumplir con nuestras obligaciones los salarios congelados y el alza diaria nos consume y el peso de nuestras deudas es cada vez mayor: Tenemos miedo de las facturas que por servicios públicos recibimos porque si llegan alteradas no tenemos donde quejarnos. UNION FENOSA, ENACAL, los bancos y sus tarjetas de crédito son simplemente bárbaros : Tenemos miedo de preguntar cuanto cuestan las cosas porque con lo que nos digan posiblemente no compremos nada.
Tenemos miedo de levantar la voz y aunque todo luzca mal, callamos o le conferimos el criterio de la duda o decimos que todo está bien pero nos guardamos la verdad. Hoy los empleados públicos, sobre la libertad de nuestras ideas, guardan silencio porque en las instituciones del Estado se llenaron chivatos, que acusan, que señalan, que observan, que delatan, mal recomiendan y corren aunque la víctima haya sido en los últimos 17 años su mejor amigo. Tienen miedo los ministros, los viceministros, los Secretarios generales y los Directores de Entes Autónomos porque el piso que los sostiene es delicado y en cualquier momento la huracanada y insaciable sed de poder de la primera dama, el círculo que rodea al presidente o el mismo Daniel pasan cuentas.
Es difícil pedirle al pueblo nicaragüense que libere sus miedos porque los mismos bandos que deberían constituirse en oposición de los que ejecutan la psicología del terror tienen miedo de unirse. Sin embargo vivir con miedo es ser esclavo. Vivir con miedo es perder la dignidad. Vivir con miedo es asesinar el esfuerzo que hemos hecho por construir la Nicaragua que hoy tenemos. Es darnos por vencidos y doblar rodillas ante una soberbia desmedida y altanera que no agradece la vehemencia del 62% de los nicaragüenses que creemos en la convivencia pacífica, en la razón, en la decencia, en el diálogo y la auténtica reconciliación.
A pesar de todo ese miedo que visiblemente se refleja hay ciegos que andan jugando a valientes en otros lados pero como enviados o delegados de los maestros de la psicología del terror. Estos pretenden laurearse de salvadores de nuestros temores y emplazan sus venenosos verbos y sus espadas contra el enemigo equivocado. Esos no apuntan a donde deben sino que profieren desde cualquier micrófono o escrito que se los permita, altisonantes discursos contra otros de su misma procedencia ideológica o grupos de intereses democráticos a los que adversan con profundos odios, solo porque aun no han podido ser los chavalos de la película, los aglutinadores o los líderes absolutos de una causa que por la libertad cada vez se aleja más.
Esos que se pintan de valientes para atacar, descalificar y difamar a otras personas que proponen e invitan a la unidad incluyente a fin de poner en su lugar a los reyes del terror son en realidad doblemente miedosos. Ese discurso aparentemente fuerte y gallardo de quienes se auto proclaman como la verdadera oposición y que dicen tener lo que “las gallinas ponen” desconocen que el asunto aquí no es de “huevos” sino de inteligencia.
Ese miedo que generan los que nos aterrorizan desde el autoritarismo del poder es una maldad que procede del infierno y la única espada capaz de atravesarlo será únicamente la buena voluntad y confianza que haya entre los demócratas. Para enfrentar esa maldad se requiere de posiciones consistentes que no se palpan solo porque alguien diga ser el auténtico líder. Quien es más o quien es menos lo determinará el soberano elector de las partes que estamos distanciadas cuando en su momento determinemos quien deberá ser nuestro gladiador pero mientras tanto nunca venceremos al miedo si nos dejamos llevar por lo que dicen los azuzadores, los tremendistas que muestran su valentía disparando a matar contra el hermano mientras se achumican y se desarman de miedo frente a una sola mirada del monstruo en el poder.
Es nuestro propósito ser distintos a los que en su mente tienen obsesiones y delirios que cansan y aburren. Aquí edificaremos desde la diversidad de temas que el país requiere que abordemos en el supremo interés del bien común. En el momento vamos a conferir a la mayoría demócrata y liberal que habita éste país el espacio que le corresponde y el lugar que verdaderamente tiene. Aquí son más los valientes que los que aterrorizan pero el maldito discurso de la división, de la descalificación y la difamación nos hace ver pequeños e incapacitados para reducir a quienes realmente representan menos del 38 por ciento de la población y eso es un pecado fácilmente identificable.
No crea el partido gobernante que la división de las fuerzas democráticas es permanente. Las elecciones del 2011 bajarán a estos del poder porque el dominio pleno que el orteguismo ha hecho de las instituciones del estado y de sus poderes, para atemorizarnos y decirnos que puede hacer cualquier cosa en nombre de la fuerza y el terror, será precisamente su mayor fuente de rechazo y debilidad. Es cierto que nos desaniman aquellos Judas que recibieron sus respectivos Denarios y hoy desde los cargos que el pueblo les confirió hacen causa común con el terror, pero esos, como otros que pudieran surgir, serán pasto en el tiempo de Dios, de las consecuencias que tengan que afrontar. Para esos el calendario se les acaba pero el país y las generaciones que esperan de nosotros algo más que recriminarnos continua andando hacia su propio destino y nosotros, el pueblo, somos el barco que lo conduce. Ya antes hemos vencido otros miedos y pobre de aquellos que pretenden ignorarlo.
El monstruo en el poder vive y respira de la violencia. Su elemento vital es la anarquía y el desorden. Todo lo que desborde, lo que está fuera de control es su habitad. Los personeros del terror se alimentan de nuestros miedos y cuando nos revelamos, cuando decimos basta y golpeamos la mesa retroceden desinflados porque se saben manoseados y es por ello que no debemos tener ni demostrarles miedo.
Muertos por la libertad de Nicaragua los contamos por miles y francamente nadie quiere ser héroe. No queremos más glorias cargadas de sangre. El gobierno debería entender como en su oportunidad lo dijera Indira Ghady que “Es difícil dar un apretón de mano con el puño cerrado”. Mientras tanto nosotros sintonicémonos reflexivamente con Dios, con Jesucristo y digámosle al mejor estilo de la canción; Porque tengo miedo si nada es imposible para ti: Porque tengo tristeza, dudas, si nada es imposible para ti que venciste a la muerte.
POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.
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