jueves, diciembre 06, 2007

CHAVEZ, UN PRESIDENTE DE MIERDA: ESTEBAN CL.


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Poco ha durado las sentidas manifestaciones de solidaridad y reconocimiento expresados desde diferentes partes del planeta, donde se reconocía por parte de incautos, ingenuos, crédulos, inocentes, infantes, hipócritas y la más rancia manifestación de cómplices y cobardes. Tratando de mostrarnos a un Chávez demócrata y respetuoso de la voluntad popular expresada por medio del voto.

De muy poco han servido las excesivas demostraciones de despotismo realizadas por este payaso en los últimos tiempos, donde su participación en la política doméstica e internacional, ha conducido a los niveles más bajos de la historia moderna el campo de la diplomacia y las buenas relaciones a cualquier nivel. Chávez ha confundido a su propio pueblo con una manada de animales que se pueda gobernar de la manera más vulgar y despreciable hasta ahora desconocida. Hábil manipulador de esa chusma violenta que se pretende identificar como pueblo, los utiliza a su antojo para mantenerse en el poder por métodos de intimidación y violencia. Puede afirmarse que ha sido ésta, la asignatura que obtuvo con excelentes calificaciones en esa universidad exportadora de miserias radicada en La Habana. Sin embargo, su capacidad intelectual resulta infinitamente limitada para aplicar otros conocimientos de carácter científico, como los importados por la isla desde una Europa lejana, y que hoy enseña con orgullo a pobres discípulos como el presidente de Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Verlos y escucharlos a los tres, nos conduce a la pronta conclusión de que el producto obtenido, no se aproxima medianamente a la estampa de lo que debe ser un presidente. Resultan tragicómicas las declaraciones del patito feo argentino, cuando hace referencia a este evento experimentado el domingo pasado. Penosas las de los presidentes de Perú y México que muy pronto se dejaron atrapar por las telarañas de la falsedad, dando muestras de un total desconocimiento sobre la personalidad de este presidente con ínfulas de emperador.

Chávez no se detiene, su enfermedad se agrava diariamente y ese desprecio por el mundo que le rodea resulta inocultable. Necesita crearse enemigos, fantasmas de magnicidios, que en su lugar nunca será un acto magnánimo, porque resulta más cruel el sacrificio de una bestia de corral que el de una hiena como él. Chávez tiene que alimentarse con guerras e invasiones como su principal maestro, debe armarse hasta los dientes en espera de esa imaginaria invasión, mientras olvida las necesidades de su pueblo. Debe, por necesidad imperiosa, mostrarse poderoso ante los demás, agresivo y víctima al mismo tiempo de una conjura internacional. Todas esas películas las hemos consumido en nuestra tierra durante medio siglo, y el producto de esas proyecciones, se refleja en el estado calamitoso actual de esa encantadora isla convertida en Meca del izquierdismo internacional. Ejemplo que hasta hoy, solo desearon para los cubanos, pero con la aparición de este perfecto y luminoso idiota latinoamericano, pretende disputarla y compartirla por todo el continente, y lo peor, no hay manera de explicar o comprender esa actitud que asumen parte de nuestros pueblos.

La dictadura castrista se impuso con métodos tan vulgares como los de este payaso, bastante sangre, sudor y lágrimas nos ha costado. Sin embargo, los métodos cambiaron con la anexión de la isla al imperio de los proletarios. Ellos trasmitieron de forma intravenosa todas las teorías científicas elaboradas para imponer el reino del mal, pero, existen diferencias abismales entre aquel gran maestro de dictadores y sus discípulos. Todo parece indicar que sus alumnos son pobres intelectuales y culturalmente, esto no es un criterio particular, ha sido el resultado de sus constantes proyecciones ante el mundo. Las meteduras de patas constantes de esos individuos, sobre cuyos caprichos y excesos, descansa el destino de varios pueblos de América, los aleja diariamente del nivel que corresponde a un verdadero presidente y los acerca al de cualquier vulgar delincuente.

Chávez no solo comienza a ser una molestia para Venezuela, estoy convencido de que lo es para la camarilla que gobierna en la isla. Porque al menos, los más jóvenes entre ellos, ¡claro!, salvo conocidas excepciones entre la que se destaca otro fosforescente asno como Pedruquito Pérez Roque. Los que se presentan como nuevas figuras, le llevan varias yardas de ventaja al burro de Chávez en cuanto a preparación, olvidemos por instantes el servilismo crónico indispensable para ocupar cualquier cartera. Para esos jóvenes y los ya establecidos en el poder por su condición de “históricos e intocables”, no puede resultar agradable el sometimiento a un líder de tan bajo linaje. Lo demuestra la postura cauta mantenida durante los últimos tiempos y pobres manifestaciones de apoyo hacia el payaso venezolano, aún, conociendo el papel de chulo o prostituta asumido por la isla y su necesidad económica para mantener viejos vicios.

Nuestros pueblos no dejan de hacer gala a una idiotez contaminante y Venezuela no es un caso aislado. Antes se hablaba del castrismo para identificar a los seguidores de ese líder amado y odiado por muchos. Hoy, se hace referencia al chavismo con igual propósito. En ambos casos, se confunden simpatías o afiliaciones personales con una ideología, y me pregunto, ¿puede existir o existe una ideología chavista? La respuesta puede ser afirmativa por aquellos que inclinen su balanza a favor de ese individuo, pero repito la misma pregunta, ¿existe una ideología chavista? Todavía en el caso de Castro pudiera concebirse, era un individuo mucho más culto que el asno venezolano y de sus kilométricos discursos pudo fabricarse un ideal, dañino según los resultados obtenidos, pero con cierto carisma filosófico que otros continuarán estudiando en el futuro durante ese largo camino que recorre el hombre en busca de su verdad, eso es innegable aunque a muchos les pese reconocerlo. Un ejemplo de ellos lo tenemos en la mística figura de Guevara, un asesino convertido en icono de muchos aventureros, revolucionarios, hippies, excentricistas, románticos trasnochados, cultos prostituidos, mariguaneros, traficantes de droga que se llaman guerrilleros. Ché Guevara, un idealista convertido en marca comercial al que Chávez tampoco se le aproxima.

¿Qué es entonces Chávez y su desafortunada ideología? No es difícil de responder, ya él se ha encargado de demostrarlo al mundo. Chávez es un presidente de mierda, con una personalidad de mierda, con un vocabulario de mierda, con una ideología de mierda, y que pretende no solo hundir a su país dentro de un mar de mierda, intenta arrastrar a todo un continente hacia ese futuro de mierda que nos vendió su maestro, y lo peor, confunde al pueblo con la mierda.

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